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Todo listo para el entierro de George Floyd, símbolo de los estragos del racismo


Foto: Julio Cortez / AP

El último adiós al afroamericano cuyo asesinato causó un revuelo en el mundo será en Houston

George Floyd, el afroamericano cuya muerte a manos de un policía desató protestas en cinco continentes y puso al mundo a reflexionar sobre la injusticia racial, será enterrado este martes en Houston, en el sur de Estados Unidos, donde creció.

Los restos de Floyd, quien tenía 46 años cuando murió, serán llevado en un carruaje tirado por caballos y sepultados junto a los de sus madre en un funeral privado, un día después de que unas 6.000 personas se congregaran para rendirle un último homenaje en Houston.

Floyd murió el 25 de mayo pasado en Minneapolis, estado de Minnesota, durante una brutal detención, llamando a gritos a su madre mientras el policía blanco que lo mató de asfixia clavaba su rodilla sobre su cuello. En el último de tres homenajes en una semana, miles de personas esperaron horas ayer para ver los restos de Floyd dentro de un féretro, muchos vestidos con remeras con la inscripción «No Puedo Respirar», la frase que repitió la víctima mientras el policía lo ahogaba hasta la muerte.

El cuerpo de Floyd, ataviado con un traje marrón, yacía dentro de un féretro dorado. Al finalizar el memorial, el cajón con los restos de Floyd fue puesto sobre un carruaje y escoltado por la policía hasta una funeraria.

Luego de una ceremonia en una iglesia que será la única parte pública del evento, el entierro de está previsto para este martes a las 10:30 (12:30 de Argentina) en el cementerio de Pearland, cerca de Houston, sólo para los familiares y algunos invitados, informó CNN.

La muerte de Floyd desató protestas en Estados Unidos y en ciudades de todo el mundo que pusieron el foco de atención sobre el tratamiento que reciben los afroamericanos de parte de la policía y del sistema de justicia del país. Consecuencias sin precedentes siguieron a su muerte en dos semanas, como el derribo de estatuas de líderes del Sur esclavista durante la Guerra Civil estadounidense y una profunda reconsideración en comisarías de todo el país sobre la forma en que se trata a los afroamericanos.

Legislaturas estatales han debatido el uso de la fuerza e incluso prohibido técnicas, como la del estrangulamiento, que eran moneda corriente de la policía, y el debate sobre el racismo se coló casi en cada casa de un país que se precia de garantizar las mismas oportunidades para todos.

De las protestas de Floyd han surgido llamados a reformar la policía y el sistema judicial del país para hacerlo más justo, y cientos de miles de personas tomaron las calles en otros países para expresar su solidaridad y urgir a sus autoridades a lidiar con sus propios problemas de racismo.

Su muerte también alteró el año electoral en Estados Unidos. Para ser reelecto de noviembre, el presidente Donald Trump, quien criticó las marchas por Floyd y a quien muchos atribuyen un clima de profunda división en el país, deberá superar uno de los puntos más bajos de su Presidencia.

Sondeos recientes mostraron que ocho de cada diez estadounidenses cree que el país va en la dirección incorrecta y que las cosas se están descontrolando. Mientras tanto, su rival demócrata en noviembre, el ex vicepresidente Joe Biden, se reunió ayer con la familia de Floyd, y hoy hablará en el funeral público a través de un video.

El afroamericano ya fue homenajeado la semana pasada en Minneapolis y el fin de semana en Carolina del Norte, cerca del lugar donde nació. Durante 14 noches, cientos de miles de personas protestaron en Estados Unidos por su muerte y contra la iniquidad racial y la brutalidad policial.

Algunos manifestantes cometieron incendios y saqueos y se enfrentaron con la policía, y muchas ciudades tuvieron que decretar toques de queda y movilizar a la Guardia Nacional. La violencia de las protestas ha amainado, pero los manifestantes han prometido continuar el pulso en las calles y las presiones a los políticos hasta que las autoridades lidien con el racismo.