La realidad se reflexiona pero también se construye
Por Verónica Delfina Luchessi
El imaginario social presupone que las y los periodistas nos sentamos ante una computadora o micrófono, o bien vagabundeamos en busca de una nota muñidos de grabador, anotador o perseguidos por cámaras, acompañados de musas que susurran a nuestros oídos la redacción magistral o la oratoria perfecta, y luego al caer el sol nos ocupamos de los demás quehaceres cotidianos como cualquier otro mortal.
Sin embargo no es así, la realidad de esta noble profesión implica una extensa, a veces pesada y hasta burocrática búsqueda de fuentes y antecedentes que vuelvan sólido el relato, correr desesperadamente contra reloj para abastecer a radios, televisoras o al jefe, trasnoches en la redacción, disposición fulltime, vencer el típico pánico de la hoja en blanco, soportar con estoicismo el recorte de vuelos imaginativos por cuestiones de espacio, viáticos exiguos que obligan a conseguir dinero suplementario entre los eternos buenos amigos, horas de pie, bajo el frío, la lluvia y los calores apabullantes aguardando la nota obligada o la ansiada primicia, a veces refugiándose de la soledad, parados en una esquina a la expectativa de los hechos. En suma, es un trabajo intenso y diverso, excesivo y febril.
La función fundamental sigue siendo la de informar, interpretar y analizar lo que ocurre. Por ello los insomnes periodistas, mezcla de detectives privados, agentes secretos y oficinistas, asumimos el difícil compromiso de dar testimonio en contextos deplorables de trabajo, muchas veces poniendo en riesgo nuestra salud, o explotados convirtiéndonos en trabajadores multimediales (gráfica, radio y TV al mismo tiempo) para conseguir un salario decente.
Cuando alguien nos pregunta, si nos hubiese gustado dedicarnos a otra cosa, o si tenemos deseos de desconectarnos, de no preguntar, de no informar, de no investigar, la mayoría contestaría que quizás sí… y esa afirmación perdura hasta el siguiente dato que despierte curiosidad, frase o hecho que amerite ser investigado y narrado.
¡Feliz día compañeras y compañeros!