Por Diego Carballido
«Queremos convocar a la comunidad a discutir temas emergentes que tengan que ver con la problemática de salud y, en los cuales, la universidad abre sus puertas al intercambio de saberes» con esas palabras abría, el viernes último, el Decano de la Facultad de Medicina de la UNR, Ricardo Nidd, la sexta sesión del Consejo Académico Social en Salud (CASS) que en esta oportunidad reunió a especialistas de todo el país, y países limítrofes, a debatir sobre el uso de la marihuana con fines medicinales.
“Cannabis: Ciencia, mito y salud” fue el nombre que recibió el encuentro y para el Decano fue una actividad que se realiza en un contexto donde «estamos viviendo, en muchos aspectos, un cambio de paradigma sobre todo en el tema de derechos. Podemos inscribir esta jornada, como un aporte a este momento cultural que vivimos».
En un auditorio colmado de profesionales, estudiantes y público en general, Esteban Serra, Decano de la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la UNR, también tomó la palabra en la apertura del debate y compartió la tarea que su casa de estudios viene realizando: «Desde hace un tiempo que estamos haciendo una aproximación racional a este tema, y por ahora limitada al aspecto analítico, en el sentido de poder determinar que compuestos tiene los preparados que se realizan a partir del cannabis», y aclaró «hay que separar dos cuestiones; una de ellas tiene que ver con el uso general de las llamadas sustancias problemáticas y las políticas de control. Al respecto, y desde un punto de vista personal, estoy en contra de la denominada guerra a las drogas porque está demostrado que no hace más que llevar a mucha gente a un plano de oscuridad e ilegalidad. Y otra cuestión a debatir es si el cannabis se va a usar como medicación o como un complemento”.
La medicina y el dolor
Uno de los primeros expositores fue el doctor y profesor de la Universidad de la Plata, Marcelo Morante, especialista en el estudio del cannabis con pacientes que sufren alguna dolencia. «Es una oportunidad para encontrar una herramienta relativamente simple para combatir el dolor, el humor, el sueño y el apetito de nuestros pacientes» dijo Morante quien es autor del libro “Sin Dolor. Historias íntimas del cannabis medicinal” Según el especialista: «Tenemos que separarnos de los dogmas y someter el tema a discusión», y agregó «muchas de las preguntas que nos hacemos con respecto a la molécula cannabinoide aún no tienen respuestas, o la tienen parcialmente. Porque el sistema endocannabinoide es un concepto muy dinámico proveniente de la década del noventa y se modifica, prácticamente, a diario lo que sabemos sobre él»
«Tenemos que separarnos de los dogmas y someter el tema a discusión»
Para Morante el tema obliga a «discutir el modelo médico y ver en qué contexto se discute cannabis medicinal. En la actualidad, las facultades forman médicos con una mirada paliativista que intervienen siempre en el sufrimiento». Finalmente, el especialista compartió los bajos efectos secundarios que genera el uso de cannabis de forma medicinal aclarando que «en el uso con pacientes con dolor es un buen complementario porque se acopla fácilmente a otros analgésicos, teniendo injerencias más universales sobre el humor, el sueño y el apetito. Sin embargo, no es un analgésico de alta potencia».
Los casos de Chile y Uruguay
Durante la jornada hubo expositores que compartieron las experiencias que se están implementando en países vecinos. Así fue el caso de la Licencia Alejandra Ahumada encargada de la dirección técnica de la Fundación DAYA de Chile quien explicó: «No ha sido fácil pero gracias al profesionalismo y la seriedad con se tomó el tema hemos logrado diferentes hitos en nuestro país” y agregó “Por ejemplo, somos uno de los pocos países que ya tiene su cuarto cultivo de cannabis para la producción de psicofármacos». Desde su Fundación, hace seis años que vienen trabajan con respecto a la temática y para Ahumada: «Se están generando accesos responsable a estas terapias», esto sucede debido a que tienen “una ley que avala el cultivo de nuestros pacientes como uno de los pilares fundamentales” y donde además «los pacientes chilenos están accediendo a un producto regulado por autoridades sanitaria».
Para hablar del caso Uruguay, estuvo el sociólogo Martín Collazo del Observatorio de Cannabis de ese país, quien enmarcó la ley que hoy les rige en «una agenda más amplia de un reconocimientos de derechos de poblaciones minoritarias, no en términos cuantitativos sino cualitativos, que habían estado relejadas históricamente dentro de la sociedad uruguaya», como el caso del aborto, el matrimonio igualitario, la adopción del matrimonio igualitario, entre otros.
«A partir de la aprobación de la ley exploto el tema del cannabis medicinal»
«A partir de la aprobación de la ley exploto el tema del cannabis medicinal. Tal es así, que hoy existe la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología” explicó Collazo, quien también brindo, a través de cifras, algunas cuestiones que surgieron a partir de la implementación de la ley: «Hay casi 9000 cultivadores inscriptos, aunque no todos se inscriben porque no hay riesgos penales para quienes no lo hacen, cerca de 3000 personas que lo adquieren a través de los clubes de cannabis y hay 24000 inscriptos para comprar en farmacias. Sin embargo, el mercado negro sigue estando presente porque hay pocas toneladas autorizadas para la producción del Estado. Hay cuatro toneladas autorizadas por años, cuando en el país se consume cerca de 30 toneladas y hay pocas farmacias para vender por cuestiones administrativas, eso genera largas colas para comprar».
En Uruguay, la ley 19272, posibilitó la producción, distribución y venta del cannabis con el objetivo de llevar adelante, desde el Estado nacional, una política destinada a minimizar riesgos y reducir daños. Desde el año 2014, se establecieron la existencia de los Clubes de Membresía, asociaciones civiles sin fines de lucro bajo el rubro cannabis.