"Empiezo a temblar cada vez que escucho una scooter en la calle", relató el adulto de 65 años que vive en Bélgica
¿Quién no quisiera? En los últimos nueve años Jean Van Landeghem un vecino de la ciudad portuaria Amberes, en Belgica, recibe entregas de pizzas en forma periódica. No sólo una vez por día y hasta llegó a recibir 14 en una sola jornada. Aunque puede sonar beneficioso y hasta fantástico, la curiosidad pasa porque nunca realizó un pedido, ni de pizzas ni de otros platos que suelen llegarle.
El hombre de 65 años explicó que hace nueve años sonó el timbre de su puerta: “De repente, un repartidor de pizza me entregó un montón de pizzas, pero no había ordenado nada“. Al principio supuso que era una simple confusión de entregas, le dijo a Het Laatste News, pero desde ese día hasta el momento, la catarata de comida para llevar no se ha detenido.
Según el relato del hombre, las entregas provienen de una amplia variedad de locales de comida rápida cercanos. “Puede ser en un día laborable o durante los fines de semana, y en cualquier momento del día… ¡incluso me han entregado pedidos a las dos de la mañana!”, contó.
Hubo un día en particular en enero de 2019 en el que 10 repartidores diferentes se presentaron en su casa. Uno de ellos, increíblemente, llevaba 14 pizzas.
Jean dice que estas entregas están arruinando su vida: “No puedo dormir más. Empiezo a temblar cada vez que escucho una scooter en la calle. Vivo con miedo de que alguien vuelva a dejar pizzas una vez más”.
Él contó que siempre rechaza a los deliverys, por lo que no se le cobra por las entregas molestas. Pero, asegura que, aparte de la irritación constante, sabe que las casas de comida para llevar están desperdiciando dinero en todas estas pizzas no deseadas. “Les cuesta dinero y tienen que tirar la comida. El día que aparecieron 10 entregas, hice los cálculos: costó 450 euros ”, dijo Jean.