Este domingo, los fieles volvieron a acudir después de casi 90 días para escuchar el rezo del Regina Coeli
Pruebas de nueva normalidad también en el Vaticano. Este domingo los fieles volvieron a acudir después de casi tres meses a la plaza de San Pedro para escuchar el rezo del Regina Coeli del papa Francisco, que en este periodo sustituye al Ángelus, y recibir su bendición.
«Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Hoy que la plaza está abierta podemos volver. Y es un placer», fueron las primeras palabras de Francisco, asomado a la ventana después de casi tres meses celebrando la oración dominical en la biblioteca del palacio apostólico.
Sin turistas en Roma, son sólo pocas decenas de personas las que se animaron a entrar en la plaza, donde la policía controló el acceso y la distancia de seguridad interpersonal.
Estas decenas de personas, la mayoría con tapabocas, recibieron al Papa con un fuerte aplauso que resonó en toda la plaza.
El pasado 8 de marzo, adaptándose a las normas de seguridad anticontagio previstas por la propagación de la pandemia de Covid-19 en Italia, Francisco trasladó a la biblioteca del Palacio Apostólico el rezo del Ángelus, así como también la catequesis de las audiencias generales.
Para las audiencias generales celebradas en la plaza de San Pedro aún se tendrá que esperar y según algunas informaciones se cree que no retomarán hasta, al menos, septiembre.
Desde mañana también reabrirán los Museos Vaticanos, que han permanecido tres meses cerrados, lo que ha supuesto importantes perdidas de las arcas del Estado vaticano donde el museo es su principal ingreso.
«Es un poco extraño esta oración del Ángelus hoy», decía Francisco en aquel primer rezo del Ángelus del 8 de marzo sin fieles en la biblioteca donde decía sentirse un poco «enjaulado».
Y desde entonces, de hecho, las cámaras lo han visto a menudo, al final de la oración del domingo, asomándose por la ventana de su estudio privado para bendecir la plaza vacía o a los pocos fieles que lentamente volvían a acercarse.
El papa celebró también hoy la misa de Pentecostés en la basílica vaticana con sólo la participación de varias decenas de fieles repartidos en los bancos y guardando la distancia, al igual que había hecho durante los ritos de la Semana Santa.
En el Vaticano, que también ha adoptado medidas de seguridad como distancia social y mascarillas, como se puede ver en los guardias suizos que controlan las entradas al pequeño Estado pontificio, se han detectado 12 casos de coronavirus.
Tras el rezo del Regina Coeli, el pontífice recordó que la región amazónica ha sido duramente golpeada por la pandemia con muchos muertos y contagiados y exhortó a que ninguno de sus habitantes se quede sin asistencia sanitaria.
Jorge Bergoglio afirmó que en estos momentos «necesitamos tanto la luz y la fuerza del Espíritu Santo» tanto la Iglesia como la familia humana «para salir de esta crisis más unidos y no divididos».
«De una crisis como esta no se sale igual que antes. Salimos mejor o peor. Tengamos el valor de cambiar y ser mejores y poder construir positivamente tras la pandemia», deseó.
Y al final, Francisco se despidió de los fieles con un coloquial: «Adiós, nos vemos en la plaza».