Los hechos, en principio sin relación, se dieron entre el viernes y el sábado. Uno en Funes, otro en el microcentro rosarino y el tercero en zona sur
Tres mujeres mayores fueron víctimas de estafas durante el fin de semana. Los casos, en principio, no estarían conectados. Las tres señoras entregaron grandes sumas de dinero y luego se percataron de que habían sido engañadas.
El primero de los hecho ocurrió en Funes al mediodía del viernes. Una mujer de 81 años se encontraba en su casa y recibió una llamada de parte de un hombre que le exigía el dinero que acababa de cobrar ya que tenía secuestrado a su hijo. De fondo, se escuchaba a alguien llorar.
La víctima intentó contactarse con su hijo por teléfono, pero no pudo hacerlo. Entonces, llamaron a la puerta. Era un hombre y había otro dentro de un auto estacionado. Ella entrega $300.000 y otra cantidad en dólares que no pudo precisar. Los sujetos se subieron al auto y huyeron.
Ahí, intentó llamar a la policía y el teléfono se encontraba bloqueado. Se dio cuenta a la fiscalía de Flagrancia y se dispusieron entrevistas a vecinos y relevamiento de cámaras.
Al mediodía del sábado, por otro lado, la víctima fue una señora de 94 años que vive en el microcentro rosarino. Según relató el hijo, un vecino lo llamó diciéndole que su madre estaba caminando por la calle, cuando no puede hacerlo por su edad y el aislamiento. Al acercarse hasta el lugar, la mujer le recrimina por haberle hecho entregar dinero a otra persona a sabiendas de que ella es sorda y no comprende bien. Esta persona también la había hecho caminar por la calle.
La mujer le detalló que se trataba de un hombre mayor y alto, pero que no recordaba más. Aparentemente, alguien la llamó haciéndose pasar por su hijo y le pidió todo el efectivo y los dólares, ella se negó, pero entregó lo que había cobrado el día anterior por la pensión, alrededor de $50.000.
La tercera de las víctimas tiene 80 años y vive en la zona sur de la ciudad. En la tarde del sábado recibió una llamada en la que una persona, que decía ser amiga de una sobrina suya que vive en San Nicolás. Le solicitó que prepare todo el dinero que tenía y también las joyas porque un comisionista pasaría a buscarlo para tasar los objetos y retirar el dinero.
Poco después, un auto color blanco y con vidrios polarizados llegó a su casa. Ella le entregó unos tres mil euros y el mismo monto en dólares. Además, de $30.000 y varias alhajas varias. La víctima no recibió ningún tipo de lesión.