Ocio
Opinión

Charla de Candi e Inocencio

La razón, el saber y el sufrimiento


-“Vanidad de vanidades, todo es vanidad, dice el predicador”. Este predicador del que habla la Biblia en el Libro del Eclesiastés, posiblemente haya sido el Rey Salomón, conocido por su sabiduría y búsqueda de la verdad. En una parte de su escrito dice: “Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor”.

-Es increíble que un hombre tan sabio, aparentemente inspirado por la divinidad, haya dicho que hay molestia en la sabiduría y que la ciencia trae dolor.

-Cuando se refiere a la ciencia, debe uno situarese en aquellos remotos días y entenderse la palabra ciencia como “el conocimiento de ciertas cosas”, como el “saber filosófico”, no como la investigación científica de nuestros días que coadyuda al mejoramiento de la vida.

-¿El conocimiebto de ciertas cosas trae dolor?

-Sin dudas. El gran problema humano es conocer los efectos de ciertas circunstancias. Ese conocimiento de lo malo que “va a suceder”, sin posibilidades de que no suceda, traer dolor. Por ejemplo: conocer, saber, que un ser querido ha de morir, antes de que el desenlace se produzca, trae sufrimiento. Buscar la verdad sobre la vida por vía de la razón y saber que jamás será encontrada, provoca tristeza.

-Pero la verdad se encuentra.

-La “gran verdad” no, esa es solo propiedad de un Orden Superior. Ahora, si usted cree que la verdad es acumular riquezas, tener poder, gloria, o ir de placer en placer material, bueno…, 30 segundos antes de su muerte verá que todo eso fue vano, que usted perdió vida si se dedicó exclusivamente a vivir esa “verdad”.

-¿Entonces?

-El hombre al adquirir el poder de razonar, adquirió también un problema, porque perdió la inocencia que tienen los niños y los animales. A un niño en su primera etapa de la vida le diagnostican un cáncer y no sufre psicológicamente, porque no comprende lo que pasa. A un animal le clavan una flecha en su pata y siente dolor físico, pero no psicólogico. Su inocencia le impide saber que alguien trata de matarlo. Ejemplos sobran.

-¿Usted quiere decir que razonar es un problema?

-No, de ninguna manera. Razonar es maravilloso, si se razona bien y no se deja de lado el corazón. Si se entiende y acepta que nada de lo mundanal nos llenará ni le dará sentido pleno a nuestras vidas; que hay un orden superior que desconocemos y que, por tanto, hay otros niveles de existencia; que la muerte no puede ser tomada como el fin, sino cono el principio de otra etapa; si razonamos que no es el odio, el rencor, lo que nos hará felices, sino el amor. El amor que es el gran sentido de la vida, entonces empezamos hacer un buen uso del “saber” y sufrimos menos. Cuando Jesús dice: “si no se vuelven como niños (inocentes) no alcanzará en Reino de los Cielos (estado de paz), está diciendo precisamente que el corazón, la inocencia, la bondad o ausencia de malignidad no pueden ser tapadas por la razón especuladora, mezquina y temerosa.