Con una catedral a puertas cerradas, el arzobispo Mario Poli presidió la tradicional celebración por el 25 de Mayo, donde se refirió a la pandemia y destacó a trabajadores esenciales
En la Catedral Metropolitana de Buenos Aires llevó a cabo el tradicional Tedeum por el 25 de Mayo que este año tuvo características inéditas ya que, por primera vez en la historia argentina, se realizó a puertas cerradas por las restricciones impuestas debido al aislamiento social y obligatorio por el coronavirus. El presidente Alberto Fernández participó de forma virtual desde la Quinta de Olivos.
La tradicional celebración comenzó cerca de las 9.30 y fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, en una catedral a puertas cerradas y sin la presencia de funcionarios.
Además, participaron especialmente monseñor Iosif Bosch, arzobispo metropolitano de la Sacra Arquidiócesis de Buenos Aires y Sudamérica de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla y, en representación de todos los cultos que se profesan en el país, están presentes la rabina Silvina Chemen, la pastora Wilma Rommel y el sheij Abdel Nabi Alhifnawi.
«La globalización de la enfermedad, con sus letales cuotas de dolor y muerte, hoy nos hace caer en la cuenta de que la humanidad es una, como profetizaba un antiguo misionero en América, y nos urge a entrelazar sentimientos comunes con la gran familia humana», expresó el cardenal Poli durante la ceremonia.
«Una mirada solidaria nos debe llevar a compartir con pueblos que tienen menos que nosotros, como la Argentina lo hizo en otras oportunidades», agregó. Y resaltó la «solidaridad» frente a lo «individual» ante la pandemia de coronavirus que -dijo- «hace volar todo por el aire»
Entonces, Poli dio un mensaje por el coronavirus y destacó a los trabajadores esenciales durante la pandemia: «Dice Francisco, ‘nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes, corrientemente olvidadas, que no aparecen en portadas de diarios y revistas, ni en las grandes pasarelas del último show’. Pero sin lugar a dudas, están escribiendo los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros, enfermeras, repositores de supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios y tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo».
«Esta actitud valiente y sacrificada de tantos argentinos me hace pensar en la certeza de un prócer de Mayo: ‘La Patria es el sentimiento de libertad que es capaz de convertir en héroe a los ciudadanos más simples’, decía Manuel Belgrano», añadió.
Además, celebró que hoy «la solidaridad, la hospitalidad y fraternidad vuelven a surgir como valores que nos identifican», como fue en 1810, y aseguró que «no debe haber espacio para especular ni para acaparar con las necesidades del pueblo».
«Tampoco hay lugar para llevar al terreno de las ideologías, posturas partidistas o intereses sectoriales, ya que se trata de decidir sobre la vida de todos los argentinos y, por lo tanto, se hace necesario preservar la unidad», al pronunciar su homilía en el 210 aniversario de la Revolución de Mayo, en la Catedral metropolitana.
En su primera conmemoración de la fiesta patria desde que asumió en diciembre del año pasado la Presidencia, Fernández siguió las alternativas de la celebración religiosa desde la residencia de Olivos, que se transmite por las pantallas de la TV Pública para el todo el país.
La celebración del Tedeum -que significa en latín: «A ti, Dios»- se realiza todos los 25 de Mayo desde el primer gobierno patrio de 1810, en agradecimiento a Dios por el surgimiento del Estado argentino que proclamó su independencia formal en 1816.
Habitualmente, al participar de la celebración, los mandatarios llegan caminando a la Catedral desde la Casa de Gobierno y, ya dentro del templo, se dirigen al mausoleo del Libertador General José de San Martín, para rendir homenaje con la colocación de una ofrenda floral.