CLG dialogó con Román Torri, neurólogo y especialista en sueño, quien explicó cómo el aislamiento afecta al ciclo de sueño y dio recomendaciones para tener un buen descanso
Por Santiago Ceron
Si bien en los últimos días en gran parte del país se comenzó a flexibilizar, lo cierto es que Argentina ya lleva casi dos meses de cuarentena obligatoria. Muchos vieron su trabajo interrumpido, los estudiantes no tienen clases y permanecer en su hogar las 24 horas para la mayoría es la única opción.
La pandemia y el consiguiente aislamiento obligatorio han cambiado por completo cualquier rutina diaria que cada persona tenía. Aquellos que solían despertarse temprano para ir a trabajar o a estudiar ahora se quedan durmiendo hasta tarde y, en consecuencia, cuando llega la hora en que solían acostarse, simplemente no tienen sueño.
Además, muchas veces el levantarse de la cama más tarde también implica desayunar y almorzar en horarios más tardíos. De esa manera, cualquier estructura que se tenía durante la vida pre-pandemia queda de alguna forma obsoleta y se puede generar una anarquía de horarios, que afecta notablemente a nuestro descanso generando algunos trastornos, como el insomnio.
Por eso, CLG dialogó con Román Torri, médico neurólogo (Matricula N°16588) y coordinador de la Clínica de Trastornos del Sueño de Ineco, del Grupo Oroño. El especialista hizo un análisis de cómo la cuarentena está cambiando nuestros hábitos de sueño y dio recomendaciones para un buen descanso diario.
«El sueño es parte de lo que pasa en la rutina. Así como uno cambia la forma de alimentarse, la actividad física y la actividad laboral, el sueño también cambia», comenzó explicando. Torri diferenció dos casos puntuales: «Lo que vemos con más frecuencia es una desorganización en los horarios y un retardo de fase, sobre todo en las personas que no tienen la obligación de ir a trabajar al otro día. Esos son los pacientes que se duermen más tarde porque están más tiempo conectados a las redes sociales y, por ende, se levantan más tarde».
«El otro impacto que estamos viendo tiene que ver con personas que tienen más dificultad para conciliar el sueño a causa de la incertidumbre y la angustia que genera la pandemia en sí», señaló, en segundo lugar. «Obviamente esto va a tener un mayor impacto en aquellos que ya tenían un trastorno de sueño o puede profundizar un problema que no se consideraba tan a flor de piel. La incertidumbre de lo que va a pasar, el contexto económico y la situación laboral influye negativamente», añadió.
Además, el neurólogo se refirió a cómo puede afectar al sueño la falta de actividades durante el día, ya que muchos que acostumbraban a ocupar el día con trabajo o ejercicio físico, ahora gastan poca energía: «El estar todo el día sin actividad laboral y sin actividad física influye negativamente en el sueño, a la noche uno va a tener menos presión de sueño. Despertarse tarde o dormir largas siestas también afecta al ciclo de sueño, pero hay que analizar cada caso en particular».
Por otra parte, si bien durante el comienzo de la cuarentena los consultorios médicos externos no estuvieron recibiendo pacientes, Torri detalló cuáles fueron las principales consultas una vez que comenzó a atender: «Actualmente la principal consulta es el insomnio: la dificultad en el inicio y el mantenimiento del sueño, o despertarse más temprano de lo que uno desea. De todas maneras el que consulta no es por una noche, cualquiera puede tener algunas noches malas de sueño; generalmente el que consulta es quien ya viene con un trastorno más crónico».
Tarde o temprano la cuarentena terminará y, de alguna manera u otra, el trabajo y la rutina deberán volver. Incluso, muchas actividades están empezando a ser retomadas. En ese sentido, el especialista aclaró que puede llevar hasta semanas reacomodarse a la rutina pre-pandemia: «Acomodarse a un nuevo ritmo de sueño lleva varios días y a este famoso ‘jetlag social’. Volver a tener el ritmo de sueño que se tenía antes de la cuarentena puede llevar días y hasta incluso semanas».
«Uno tiene que empezar a tener horarios regulares para acostarse y levantarse, empezar a poner en práctica las medidas de higiene de sueño. Es un cambio que se va haciendo día a día, uno no puede cambiar de la noche a la mañana una rutina que se fue desarrollando por dos meses. Depende de cada persona, no todos tienen la misma respuesta y la misma capacidad de adaptación a los cambios de horarios», añadió.
Consejos para tener un buen descanso
Torri dio una serie de recomendaciones para evitar problemas al momento de dormir, como el insomnio. En ese sentido, resaltó la importancia de seguir las «medidas de higiene del sueño», entre las que se destaca el horario para realizar ejercicio: «Se aconseja realizar la actividad física lo más temprano posible y evitar llevarla a cabo después de las 19 o las 20».
«La actividad física aumenta el metabolismo basal y la temperatura corporal. Para poder tener una buena inducción al sueño, el organismo necesita que el metabolismo esté en reposo. Luego de una actividad física intensa, el organismo demora entre tres y cuatro horas en llegar a un estadío de reposo», explicó.
Continuando con las medidas de higiene del sueño, Torri recomendó abstenerse de ciertos alimentos y bebidas: «Se recomienda evitar el uso de bebidas cola o con cafeína a partir de las cuatro de la tarde, lo mismo para el alcohol. También ayuda evitar las azúcares». Y destacó que «una ducha o un baño de inmersión de noche ayuda a mejorar la inducción de sueño».
Por otra parte, se refirió al uso de celular, tablet o computadora y su efecto en el sueño: «Es muy importante evitar el estímulo de luz, las pantallas sobre todo. Se puede mirar televisión lo más alejado posible, pero hay que tratar de evitar el uso de tecnología en la habitación».
También recomendó irse a dormir cuando uno empieza a sentir sueño: «Hay que tratar de identificar el horario en el que uno empieza a notar somnolencia y no dejarlo pasar, irse a dormir en ese momento».
«También se recomienda tener un horario regular para irse a dormir y levantarse. Es importante que el tiempo que la persona esté en la cama coincida con el tiempo en que la persona está durmiendo. Si uno se va a dormir a las 11 de la noche pero por cualquier razón no logra conciliar el sueño, hay que evitar forzarlo. Si uno se despabiló tratar de irse de la habitación, leer algo en papel y volverse a acostar», agregó.
Por último, el especialista se refirió a una costumbre muy argentina: la siesta. «Si uno necesita una siesta se recomienda no tomarla muy tarde, preferiblemente antes de las 16.30, y tratar de que duren entre 15 y 40 minutos. Cuanto más corta, mejor. De esa manera es una siesta reparadora y no afecta el ciclo de sueño», explicó.