Estonia, Letonia y Lituania vuelven a permitir el paso de su población de un país a otro
Entrando en su tercera década de independencia, Estonia, Letonia y Lituania abren sus fronteras entre sí y muestran una vez más su unidad volviendo a una cierta normalidad entre ellos. «Creo que es algo genial», dijo el primer ministro de Estonia, Juri Ratas y agregó: «Significa que tres países bálticos confían entre ellos, mutuamente. Nuestros indicadores de salud son muy similares».
Cifras muy bajas
En efecto, la decisión es posible gracias al éxito de los tres países en su lucha contra el COVID-19. En cada una de estas repúblicas el virus parece estar bajo control y cada una de ellas cuenta tan solo con una decena de nuevos casos al día. Las autoridades sanitarias consideran que las fronteras sólo podrán pemanecer abiertas si estos números sigues siendo así de bajos.
«Creo que todos estamos preocupados pero tenemos que intentarlo», explica el infectólogo jefe del ministerio de Sanidad de Letonia, Uga Dumpis. «Tenemos que tratar de vivir en este nuevo mundo y ver cómo va. Y si algo sale mal, habrá que detener este proceso».
La industria turística del Báltico celebra la decisión. Pero puede que esta no sea suficiente. Con todas las demás restricciones aún en vigor no está claro si la gente se arriesgará a viajar:
«Con que veamos el 35 por ciento del número de pasajeros que vimos el año pasado en el Báltico, ya podremos hablar de sorpresa muy positiva», nos dice Janno Ritsberg, director general de una de las empresas de autobuses más importante de los Bálticos. «Aunque en términos a gran escala es en realidad nada. No somos optimistas en cuanto a una rápida recuperación».
En verdad, no está claro cuán sólida o frágil será esta burbuja de viajes. En caso de funcionar, Polonia y Finlandia podrían ser los siguientes.