El Papa pidió “crecer juntos, sin dejar fuera a nadie”, al referirse a los tiempos que corren ante la pandemia del coronavirus
El papa Francisco pidió hoy «crecer juntos, sin dejar fuera a nadie», al tiempo que aseguró que «solo con la colaboración de todos es posible encarar la crisis» de la pandemia de coronavirus, al dar a conocer este viernes su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, este año dedicado a los desplazados internos.
«Decidí dedicar este mensaje al drama de los desplazados internos, un drama a menudo invisible, que la crisis mundial causada por la pandemia del Covid-19 ha agravado», afirmó el pontífice en un texto titulado «Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos», de cara a la jornada mundial del próximo 27 de septiembre.
«De hecho, esta crisis, debido a su intensidad, gravedad y extensión geográfica, ha empañado muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales», planteó el pontífice.
En el escrito, divulgado hoy por la Santa Sede, el Papa extiendió la dedicatoria «a los desplazados internos, a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa de la Covid-19».
En ese marco, Francisco dijo que «lamentablemente, en nuestros días, millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad».
«Casi cada día la televisión y los periódicos dan noticias de refugiados que huyen del hambre, de la guerra, de otros peligros graves, en busca de seguridad y de una vida digna para sí mismos y para sus familias», denunció, en un marco en el que diversas organizaciones estiman en más de 40 millones las personas desplazadas dentro de sus propios países.
Según el Papa, «la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados».
A inicios de mayo, el Vaticano ya había publicado un documento denunciando la responsabilidad de «multinacionales y milicias privadas» en la generación de desplazamientos forzados dentro de los países.
En ese escrito, Francisco planteó que, a causa de la pandemia, «durante el 2020, el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles».
«Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo», planteó Jorge Bergoglio.
Así, aseveró que «tenemos que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie».
«La pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo», agregó, en línea con el histórico rezo en soledad en la Plaza San Pedro que encabezó el 27 de marzo
Así, sostuvo que «a veces, el impulso de servir a los demás nos impide ver sus riquezas».
«Si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate; convocó.
Según Francisco, la difusión del coronavirus «nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de todos, incluso de las categorías a menudo subestimadas, es posible encarar la crisis».
«Debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie», pidió.