Economía

Martín Guzmán: “Queremos convertir a Argentina en un buen deudor”


El ministro de Economía se refirió a la deuda con los bonistas: “El coronavirus afectó toda la logística. Es muy distinto cuando el diálogo entre los acreedores y el gobierno se realiza por videoconferencia”

En medio de días complejos para la economía argentina, en el marco de la negociación de la deuda con los bonistas, el titular del Ministerio de Economía, Martín Guzmán, aseveró que el gobierno quiere convertir a Argentina en “un buen deudor”.

Guzmán brindó una entrevista al diario El País de España, en la que se refiere, entre otras cosas, al proceso de negociación con los acreedores. “El coronavirus afectó toda la logística. Es muy distinto cuando el diálogo entre los acreedores y el gobierno se realiza por videoconferencia”, sostuvo.

A continuación, la entrevista publicada en el portal de El País:

— Su plan consistía en llegar a un acuerdo con los acreedores privados antes de fin de marzo. Luego amplió el plazo hasta el 8 de mayo. Y ahora el nuevo límite es el 22 de mayo.

— El coronavirus afectó toda la logística. Es muy distinto cuando el diálogo entre los acreedores y el Gobierno se realiza por videoconferencia. El hecho de no estar en persona condiciona el proceso.

— Su oferta recibió muy pocas adhesiones. ¿A quién corresponde ahora la iniciativa?

—  Argentina hizo su oferta luego de lo que fue un proceso de diálogo y estos días tratamos de profundizar el entendimiento.

—  ¿Sobre la misma oferta que implica tres años sin pagar, quita de principal y fuerte reducción de intereses?

— Es una oferta. Lo fundamental es que el acuerdo sea sostenible. Queremos convertir a Argentina en un buen deudor que pueda hacer frente a sus compromisos. Y hay múltiples combinaciones de los parámetros de una oferta que son consistentes con la idea de lo que llamamos restaurar la sostenibilidad.

—  ¿Han hecho alguna contrapropuesta los acreedores?

— No.

—  El Banco Central argentino está imprimiendo grandes cantidades de pesos pero la inflación tiende a la baja, lo cual indica una presión deflacionaria. ¿Qué va a ocurrir?

— En Argentina, como el objetivo fue priorizar la salud ante la pandemia, decidimos restringir fuertemente la circulación de personas. La cuarentena afectó mucho la actividad económica y tiene un costo fiscal importante, en un contexto en el que Argentina carece de acceso al crédito internacional. Con el país saliendo de la cuarentena se crea la necesidad de esterilizar parte de la creación de dinero. Eso ya está ocurriendo. De hecho, Argentina está entrando en una dinámica positiva en el desarrollo de un mercado de deuda pública en pesos que en diciembre estaba cerrado.

— El contexto internacional es más bien deflacionario. ¿Esto puede ayudar a que los acreedores piensen que no es tan mala la oferta, teniendo en cuenta los bajos tipos de interés internacionales?

— Argentina propone pagar un cupón promedio de 2,3%. Eso tiene que ver con lo que Argentina puede, más que con lo que pasa en el mundo. Pero es cierto que las tasas globales de interés son muy bajas. Si se aceptara nuestra oferta, Argentina podría hacer frente a sus compromisos y nuestros acreedores tendrían un retorno realista. Al cupón promedio que hoy paga Argentina, del 7%, no podemos hacerle frente.

— ¿Los tres años de periodo de gracia son negociables?

— Hubo mucha discusión al respecto, ese era un parámetro crítico para nuestros acreedores. El análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI sugería un periodo de gracia de cinco años, en las negociaciones propusimos cuatro y dada la importancia de ese parámetro bajamos a tres años. Es un proceso que sigue.

— Los grandes fondos que invirtieron en deuda argentina coinciden en señalar que les falta un plan económico.

— Lo hemos presentado y es público. Hace unas semanas conversaba con un gran exministro de Economía argentino y me contaba que a él le pasaba lo mismo cuando participó en un proceso de reestructuración de la deuda. Le decían: “No hay plan”. Y me avisó: “Te van a decir que no hay plan mientras no sea el plan que quieren ellos”.

— Técnicos del Fondo Monetario Internacional señalan que Argentina decidió negociar antes con los acreedores privados que con ellos. Vistos los resultados, ¿se arrepiente?

— Tiene que ver con una cuestión de tiempos. Los tramos fuertes para la devolución de la deuda con el FMI [sobre un total de 44.000 millones de dólares, 40.500 millones de euros] recaen entre el 2021 y el 2023. En cambio, en 2020 debíamos afrontar pagos muy grandes a los acreedores privados.

— Supongamos que el 22 de mayo hay acuerdo con los acreedores. ¿Qué pasa entonces?

— El horizonte consiste en una estructura productiva capaz de satisfacer un conjunto de condiciones al mismo tiempo: garantizar trabajo con inclusión; generar dinamismo y competitividad, algo con lo que siempre hemos tenido problemas; y conseguir estabilidad macroeconómica, con un aumento de las exportaciones que sea consistente con el crecimiento del PIB en términos reales. Argentina ha vivido históricamente periodos de auge seguidos de caídas, crisis de balanza de pagos recurrentes, crisis de deuda soberana. Esa inestabilidad destruye empleo y genera exclusión social. En Argentina, el 40% de la población se encuentra en situación de precariedad laboral y el 52,3% de los chicos menores de 14 años sufren pobreza.

— Si Argentina no paga deuda externa durante tres años, acumulará grandes reservas en dólares.

— Argentina tiene un problema de integración en los mercados internacionales relacionado con varios factores. Uno de ellos son los controles de capital muy rígidos, implementados en agosto de 2019 en un contexto de alta ansiedad en la economía. Argentina necesita unas regulaciones más flexibles. Para eso tenemos que construir robustez, acumular reservas que sostengan un mercado interno de deuda en pesos, un factor muy importante para que el país pueda endeudarse en su propia moneda.

— Entretanto, el peso sigue devaluándose frente al dólar en el mercado libre.

— El dólar oficial lo mantenemos en un tipo de cambio real competitivo [69 pesos por dólar] y estable.

— Pero el no oficial se acerca a los 130 pesos por dólar.

— Argentina sigue en una situación de inestabilidad. El cambio oficial va a ir moviéndose con la inflación. Bajo condiciones de estabilidad macroeconómica se generaría estabilidad también en los mercados cambiarios alternativos.

— ¿Qué pasa si el 22 no hay acuerdo?

— Argentina está en este proceso de reestructuración de la deuda porque no tiene capacidad de pago. Y Argentina va a trabajar hasta conseguir el acuerdo. Claramente, todavía hay un camino importante por recorrer para llegar a un acuerdo.

— ¿Ha mejorado el diálogo con los acreedores tras fracasar el primer tramo de la negociación?

— Sí. Después hay que ver a qué velocidad se desarrolla, pero hoy el diálogo está yendo por donde queremos que vaya.