Por Maureen Birmingham*
Para enfrentar la pandemia por covid-19, es importante tener una mirada integral, que abarque todos los ámbitos y nos permita entenderlo desde diversas aristas.
En lo que respecta a las cadenas alimentarias, si se realizan buenas prácticas de higiene, limpieza y desinfección, es muy poco probable que las personas puedan contraer el virus mediante los alimentos o sus envases. Actualmente no hay evidencia de que este tipo de enfermedades se trasmitan así.
El covid-19 es una enfermedad respiratoria y se trasmite principalmente mediante el contacto cercano entre personas, cuando alguien infectado tose o estornuda y produce gotas respiratorias que llegan a los ojos, nariz y boca de alguien más.
En algunas oportunidades, como las gotitas respiratorias son muy pesadas, pueden caer sobre superficies cercanas a las personas infectadas, como picaportes o barandas; o estas superficies pueden ser tocadas por alguien con las manos contaminadas donde otra persona puede infectarse. En este sentido, al igual que la desinfección en espacios públicos, es clave que la industria de alimentos refuerce las medidas de higiene y prepare al personal con capacitaciones y el equipamiento necesario para reducir el riesgo de contaminación.
Las estrategias para mantener el flujo de producción son clave para no caer en otro inconveniente: desabastecimiento o escasez de productos. Dar respuestas de protección es esencial para cuidar la salud de los empleados, preservar la inocuidad de los alimentos y mantener la tranquilidad de los consumidores. Tal como indica el documento «COVID-19 e Inocuidad Alimentaria: Orientación para empresas del sector alimentario», elaborado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Diseñar un plan de acción que de respuesta a las necesidades de protección de los trabajadores es un factor sustancial a ser atendido. Reducir la cantidad de empleados que están a la vez, ordenar la disposición del lugar o dividir al personal para que haya mayor distancia, además de promover el lavado de manos y la desinfección frecuente en todas las etapas de procesamiento, fabricación, transporte y comercialización, disminuye las posibilidades de transmisión.
Las medidas tomadas a tiempo reducen la posibilidad de transmisión entre los trabajadores. Es importante que los empresarios del sector puedan establecer orientaciones por escrito para informar a sus empleados sobre como notificar y actuar ante síntomas. En este caso, se debe evitar asistir, aislarse y saber cómo recibir atención médica. Asimismo, si un trabajador entra en contacto con una persona infectada debe quedarse en cuarentena e informar su estado para recibir atención si fuese necesario y alertar a sus contactos. Así se puede romper la cadena de transmisión.
Quienes realizan traslados de alimentos o servicios de delivery, es fundamental que respeten las reglas de distanciamiento físico al relacionarse con los clientes. Además, deben cuidar minuciosamente su higiene y usar ropa protectora limpia. También es clave tener en cuenta que todos los contenedores utilizados para el transporte deben estar limpios y desinfectados y que es necesario proteger los alimentos de la contaminación y separarlos de otros elementos que puedan provocarla.
Las recomendaciones se extienden al ámbito del hogar. Los trabajadores deben higienizarse las manos y la cara al llegar a sus casas, y seguir las conductas de prevención indicadas.
El sistema alimentario es un circuito complejo que va desde el inicio de la producción hasta el consumo, y si en todos los eslabones se toman recaudos y se coordina de manera integral, es posible evitar la transmisión. Como en otros aspectos de la pandemia, es necesario el compromiso y la solidaridad de todas y todos.
Para más información: COVID-19 e Inocuidad Alimentaria: Orientación para empresas del sector alimentario.
* Médica, representante de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud en Argentina y Francisco Yofre, oficial de Programas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.