Tras el primer día de apertura de locales en Rosario, CLG dialogó con Nelson Graells, Miguel Rucco y Ciro Rizzi, referentes de distintos puntos de la ciudad. Hubo alegría por la reapertura, pero saben que llevará tiempo volver a la normalidad
Por Gonzalo Santamaría
Luego de 50 días con las persianas bajas, los locales comerciales volvieron a la actividad en Rosario. Cientos de comercios se adaptaron a las normativas para ofrecer sus productos al público y este lunes fue la reapertura en medio de la cuarentena por la pandemia. Esta medida llegó tras el anuncio de la Casa Gris de habilitar a los dos grandes aglomerados como Gran Rosario y Gran Santa Fe al comercio no esencial.
Con barbijo y desinfectante de por medio los trabajadores recibieron a la gente este lunes. Y lo volverán a hacer este martes, aunque con menos gente de la esperada, sobre todo en la zona céntrica. ¿El motivo? El paro de colectivos.
CLG dialogó con Nelson Graells, representante de Asociación Amigos de la Peatonal Córdoba, que festejó «poder abrir las puertas» aunque reconoció que el movimiento no fue bueno en el centro de la ciudad debido al paro de transporte público: «El centro siempre sufre mucho esto», definió el dueño de Sport 78.
Por su parte, Miguel Rucco, representante del Paseo de Calle San Luis, coincidió frente a CLG con su par de la peatonal en que «no fue un buen día comercialmente» debido a la medida de fuerza de la UTA Rosario: «Hubo mucha más gente ‘paseando‘ que comprando», apuntó Rucco.
En su carácter de representante de la Peatonal Córdoba, Graells fue claro: «Estamos contentos porque pudimos abrir, hay locales que recibieron gente y hay quienes recibieron menos gente y esto va a suceder hasta que se vaya ordenando en algunos días«.
Graells contempló que los clientes tiene que estar seguros de ir al centro y que los locales tienen que ayudar a generar esa seguridad para que «día a día vayamos sumando consumidores. Estamos preparados y ansiosos de que la gente venga».
Los comercios de calle San Luis se caracterizan por la venta al por mayor y con la poca circulación de clientes, Rucco mantuvo la ilusión «de volver a abrir las persianas»: «Está todo preparado para que llegue la gente», dijo.
«Entiendo que la economía familiar se vio afectada por toda está cuestión», manifestó el vendedor.
El local particular de Graells tiene sucursales en la zona sur y norte de Rosario, que se mostró muy diferente a la realidad céntrica: «En los barrios hay muchísima gente«, aseguró. Y agregó: «Hubo una afluencia de público en los locales con colas de 20 personas afuera. En el centro eso no ocurrió«.
Para el experimentado comerciante, los 50 días sin comprar influyeron en la gente, que se acercará «luego de adquirir los productos básicos a los locales en busca de eso que le hace falta«.
En contraposición, Rucco, y a pesar de que bregó por la normalización del trasporte público para que haya más movimiento en la zona, advirtió: «Esto va a ser difícil, esto va para largo, no creo que la gente vuelva a salir a los centros comerciales masivamente. Va a haber cambios de hábitos, de paradigmas de consumo, cambios en la comercialización con la venta online, vidrieras en redes sociales».
Alejado de la zona centro, Ciro Rizzi, portavoz de los comercios del Paseo Alberdi subrayó que «todo lo que parecía que iba a ser dramático por el horario, porque habitualmente en la avenida casi no se vende entre las 13 y las 17 y estábamos asustados, tuvo una linda repercusión y tuvimos algunas ventas».
Además, el comerciante de indumentaria y calzado hizo hincapié del «respeto» entre los clientes y locales ante las medidas de seguridad: «Todos los que ingresaron entraron con barbijo, manteniendo el distanciamiento y tratando de tocar lo menos posible en el negocio. Estamos contentos«, aseveró.
Ya que el centro comercial a cielo abierto de la zona norte tiene una clientela «barrial», el paro no los afectó demasiado.
Rizzi expuso que si continúa el horario vespertino para los locales en poco más de 30 días «se acomoda» la actividad, sin embargo bregó para habilitar el turno matutino para acelerar ese proceso.
«Hubo un aire de movimiento bueno, la gente estaba con ganas de consumir«, cerró ante CLG.