Esta semana comenzó a funcionar un albergue transitorio en la institución de zona oeste. Su presidente, Marcelo Kondratavicius, habló con CLG y explicó cómo surgió la iniciativa
Por Matías Gregorio
En reiterados momentos de la historia argentina reciente, ante crisis originadas por distintos motivos que sacuden al país y ponen a los más vulnerables en situaciones límites, hubo siempre un actor social que brindó su apoyo y no miró para otro lado: los clubes. Hoy, ante la pandemia por el coronavirus que atraviesa el mundo, el escenario se volvió a repetir. Desde que comenzó el aislamiento, cientos de instituciones rosarinas iniciaron campañas solidarias para ayudar al prójimo. Tal es el caso del club Los Caranchos, ubicado en Wilde 1802, en la zona oeste de la ciudad, donde se montó un albergue transitorio para las personas en situación de calle que no tienen dónde pasar la cuarentena.
Cuando el Covid-19 avanzaba cada vez más sobre la Argentina, poco a poco los clubes comenzaron a limitar sus actividades, hasta que llegó el decreto presidencial que dispuso el aislamiento obligatorio y todas las instituciones debieron cerrar sus puertas. En ese momento, un miembro de la comisión directiva de Los Caranchos -un club que basa su actividad deportiva en el rugby- propuso ofrecer el predio a la Municipalidad, y tras el aval unánime de los directivos, elevaron una carta a la Secretaría de Deporte y Turismo para notificarles el ofrecimiento.
Doce días después, desde el municipio se comunicaron con el club para confirmarles que necesitaban el espacio para montar un albergue transitorio destinado a las personas que se encuentran en situación de calle. «Recorrimos las instalaciones con las autoridades y en tres días se armó todo el alojamiento», declaró el presidente de Los Caranchos, Marcelo Kondratavicius, al hablar con CLG.
«El lugar que ofrecimos fue el gimnasio, sacamos los aparatos y se acondicionó la zona colocando 25 camas y calefacción, en total son unos 300 metros cuadrados», explicó Kondratavicius. El refugio entró en funcionamiento el martes pasado y hasta el momento hay 14 personas, pero estiman que completarán todos los cupos disponibles. «Se trata de personas que estaban en situación de calle en distintos puntos de la ciudad y la Municipalidad ya los venía monitoreando», indicó el presidente.
Tanto en este centro de aislamiento como en los otros cuatro que ya se pusieron en marcha en Rosario (La Casona, Polideportivo Garzón, Sol de Noche y el refugio de Grandoli y Ayolas), la Central de Operaciones de Emergencia Sanitaria (COE) estableció un protocolo, bajo el cual las personas que ingresan voluntariamente al lugar no pueden volver a salir hasta que concluya la cuarentena preventiva social y obligatoria decretada por el gobierno nacional, y en el caso de que sí lo hagan, no podrán reingresar.
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Kondratavicius señaló que en el albergue trabajan las 24 horas del día dos coordinadores de la Municipalidad, mientras que un grupo de médicos acude todas las mañanas. De hecho, a las personas que ingresaron le realizaron los estudios médicos correspondientes para descartar que hayan contraído coronavirus. Además, hay una guardia policial permanente.
En cuanto a la asistencia alimentaria, el presidente describió que el almuerzo y la cena se hacen en el quincho del club a través de viandas que dispone el municipio. Al mismo tiempo, las personas acogidas pueden utilizar el amplio espacio verde de la institución durante el resto del día.
Un nuevo centro de aislamiento de gente en situación de calle!!! gracias club Los Caranchos pic.twitter.com/Pd1TzWdybp
— Adrian Ghiglione (@AdrianGhiglione) April 17, 2020
Por otro lado, el dirigente no ocultó su preocupación por el difícil momento económico y deportivo que atraviesan los clubes: «Deportivamente hay cero actividad, a pesar de que los jugadores entrenan en sus casas el año está perdido, recién veremos cómo se arranca el año que viene», sentenció.
En materia económica contó que «hay mucha gente que no está pudiendo pagar la cuota, con lo cual nos cayó sustancialmente la recaudación y estamos pagando lo que podemos». «La situación es muy complicada», reconoció.
«Es un momento para pensar e imaginar cosas nuevas. Esto nunca pasó, con lo cual no tenemos bien claro cómo resolverlo, pero se puede aprovechar el tiempo para idear cosas mejores y cambiar un poco la estrategia de lo que veníamos haciendo hasta ahora, tanto en lo deportivo como en lo económico y en el orden mundial», concluyó.