Francisco definió a la situación actual como “una llamada de atención contra la hipocresía”
El papa Francisco afirmó hoy que la crisis del coronavirus «nos afecta a todos: a ricos y a pobres», la definió como «una llamada de atención contra la hipocresía» y pidió «desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción» una vez que pase la pandemia.
En ese marco, además, el pontífice criticó a los «usureros» que «se aprovechan de las necesidades de los demás».
«Esta crisis nos afecta a todos: a ricos y a pobres. Es una llamada de atención contra la hipocresía», planteó Francisco en una entrevista con el periodista y escritor Austen Ivereigh publicada hoy en varios medios de habla inglesa.
«A mí me preocupa la hipocresía de ciertos personajes políticos que hablan de sumarse a la crisis, que hablan del hambre en el mundo, y mientras hablan de eso fabrican armas», sostuvo Jorge Bergoglio.
«Es el momento de convertirnos de esa hipocresía funcional. Este es un tiempo de coherencia. O somos coherentes o perdimos todo», animó en esa dirección.
Consultado sobre las posibilidades que traerá la pandemia en el plano ambiental, Francisco planteó: «Hoy creo que tenemos que desacelerar un determinado ritmo de consumo y de producción y aprender a comprender y a contemplar la naturaleza».
«Esta es una oportunidad de conversión. Sí, veo signos iniciales de conversión a una economía menos líquida, más humana. Pero que no perdamos la memoria una vez que pasó esto, no archivarlo y volver a donde estábamos», propuso.
«Las catástrofes parciales no fueron atendidas. Hoy día, ¿quién habla de los incendios de Australia? ¿De que hace un año y medio un barco cruzó el Polo Norte porque se podía navegar porque se habían disuelto los glaciares? ¿Quién habla de inundaciones? No sé si es la venganza, pero es la respuesta de la naturaleza», analizó.
En ese marco, tras recordar «cuántos ancianos hay que los hijos no los van a ver en tiempos normales», lanzó un pedido para ocuparse de las personas mayores.
«Lo que le pido a la gente es que se hagan cargo de los ancianos y los jóvenes. Que se hagan cargo de la historia y de los despojados», reclamó.
En relación a su ritmo diario en época de pandemia, el Papa planteó su opinión personal desde su residencia de Casa Santa Marta en el Vaticano.
«Estoy viviendo este momento con mucha incertidumbre. Es un momento de mucha inventiva, de creatividad», reconoció.
Sobre las restricciones adoptadas en algunos países, Francisco consideró una vez más que «algunos gobiernos han tomado medidas ejemplares con prioridades bien señaladas para defender a la población».
«Pero nos vamos dando cuenta de que todo nuestro pensamiento, nos guste o no nos guste, está estructurado en torno a la economía. En el mundo de las finanzas parece que es normal sacrificar. Una política de la cultura del descarte. Desde el principio al fin», lamentó.
Además, en esa dirección, denunció que en medio de la pandemia, «los sin techo siguen siendo sin techo».
«Salió una fotografía el otro día de Las Vegas donde eran puestos en cuarentena en una plaza de estacionamiento. Y los hoteles estaban vacíos. Pero un sin techo no puede ir a un hotel. Ahí se ve ya en funcionamiento la teoría del descarte», explicó.
Luego, el Papa inició su misa matutina en Santa Marta con un pedido para que Dios «convierta» los corazones de quien «en esta época de pandemia hace comercio con los necesitados».
«Se aprovechan de las necesidades de los demás y los venden: los mafiosos, los usureros y muchos otros. Que el Señor toque sus corazones y los convierta», pidió.