Los casos positivos de coronavirus en Brasil aumentaron un 15% y esto hace que referentes de la oposición como Lula se muestre aliado del gobernador oficialista de San Pablo
El gobierno de Brasil informó este jueves que ya registra 299 muertos por coronavirus y 7.910 infectados en todo el país, y destacó que solo en las últimas 24 horas hubo 58 fallecidos. Según los datos oficiales, el aumento en el número de casos fue del 15,71%. En cuanto a las muertes, el crecimiento fue del 24.07%. La tasa de letalidad, que es la proporción entre muertes y el número total de casos confirmados, aumentó de 3.5% a 3.75%.
Alrededor de seis de cada diez casos confirmados se encuentran en el sureste y la mayoría en el estado de San Pablo, la región más afectada por la pandemia, citó el diario local O Globo.
Le sigue el noreste con aproximadamente el 15% de los infectados confirmados, seguido por el sur (10%), el medio oeste (6,7%) y el norte (4,3%).
Ante el crecimiento de casos y muertos, el gobierno de Jair Bolsonaro advirtió que los diagnósticos positivos aumentarán a medida que las pruebas se realicen más rápidamente y con mayor frecuencia.
Bolsonaro junta rivales
Un giro inesperado en la política brasileña se dio hoy con un intercambio de elogios entre rivales como el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), y el gobernador de San Pablo, el empresario derechista Joao Doria, en una muestra de que la «anti-política» del presidente Jair Bolsonaro y el coronavirus logran juntar los opuestos.
El intercambio de elogios es parte de la movida que impulsan los partidos políticos opositores y los derechistas que se han alejado del bolsonarismo a raíz de la negación del presidente frente a las medidas contra el Covid-19, que en las últimas 24 horas mató a 58 personas más, lo que hace un total de 299 muertos y 7.910 infectados.
Temos muitas diferenças. Mas agora não é hora de expor discordâncias. O vírus não escolhe ideologia nem partidos. O momento é de foco, serenidade e trabalho para ajudar a salvar o Brasil e os brasileiros. pic.twitter.com/Iri65Dhqfr
— João Doria (@jdoriajr) April 2, 2020
Lula, que concentra el liderazgo de los estados del nordeste y de un tercio del electorado, elogió la confiscación de barbijos que la policía de San Pablo hizo en la empresa 3M, como parte de la emergencia del coronavirus. «Hay que reconocer que los que están haciendo cosas contra el coronavirus son los gobernadores e intendentes», afirmó Lula.
Doria, quien se ha convertido en el principal enemigo interno de Bolsonaro por su visión frente al coronavirus, le respondió por Twitter a Lula: «Tenemos muchas diferencias pero ahora no es tiempo de exponerlas. El virus no elige ideología ni partidos. El momento es de foco para ayudar a salvar a Brasil y a los brasileños».
Más tarde, Doria en conferencia de prensa completó con una frase de presidenciable para 2022: «La muerte no escoge entre un bolsonarista o un petista, no esperen de mí que haga política en velorios».
Este intercambio es inédito: Doria surgió como el principal referente anti Lula para las elecciones de 2018. El líder del PT estaba bombardeado por la Operación Lava Jato y Doria con su entidad empresarial Lide elogiaba al ex juez Sérgio Moro por sus acciones contra el partido de Lula y de Rousseff a partir de 2014.
Lo cierto es que Doria, hijo de un político que debió exiliarse en la dictadura militar, fue electo gobernador con el slogan «Bolsodoria» casi abandonando a su candidato presidencial, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasilia (PSDB).
En menos de un año, Doria rompió con Bolsonaro pero no con la agenda económica del ministro Paulo Guedes.
Sin dudas, el gobernador paulista Doria ha sido el principal referente desde que estalló la crisis del coronavirus en Brasil. Su estado tiene un tercio del PBI de Brasil y 46 millones de habitantes. Y también es el que más muertos y víctimas aporta de la enfermedad.
Doria es del ala ultraliberal del PSDB: magnate fundador de la Liga de Empresas (Lide), fue intendente de San Pablo y en 2018 se lanzó a la gobernación.
Se enfrentó a las ‘vacas sagradas’ del PSDB, los ‘tucanes’, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y sus antecesores gobernadores José Serra y Alckmin. También le dio un rumbo más a la derecha al partido tras la caída de Aecio Neves.
Hoy Doria junta muertos por coronavirus en su estado sin respaldo en sus acciones del presidente Bolsonaro. Pero también reúne al sector liberal de las viudas del bolsonarismo.
Los gobernadores en general han sido los responsables por llevar adelante las acciones contra el coronavirus y fueron criticados por el presidente por «frenar el país en exceso».
Derrotada la teoría de Bolsonaro, los gobernadores e intendentes ganaron popularidad.
Desde que fue liberado en noviembre pasado tras 540 días en prisión, Lula logró recorrer el país y hace un mes está en un departamento que comparte con su novia, en Sao Bernardo do Campo, Gran SanPablo.
Desde allí, vía Facebook y Twitter, comenzó a disparar contra Bolsonaro por su negación del Covid19. Ayer Lula dijo que el gobierno brasileño prefiere «pagarle a los acreedores y no ayudar al pueblo pobre». Y criticó al ministro Guedes por «creer que el dinero del Estado le pertenece».
Casi todos los gobernadores del nordeste ven a Lula como el principal líder electoral y político. Y en esta nueva jugada aparece también la capacidad de diálogo entre el PT y su reciente rival del campo popular, el laborista Ciro Gomes, tercero en la elección de 2018 que se negó a visitar a Lula a la cárcel.
Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), y el ex candidato presidencial del PT Fernando Haddad, firmaron un petitorio para exigir la renuncia de Bolsonaro por atentar contra la salud de la población. Lo mismo hizo Flavio Dino, único gobernador comunista, de Maranhao.
En el plano diplomático, los gobernadores han emprendido una diplomacia paralela al Palacio de Itamaraty, conducido por Ernesto Araújo, nombrado por indicación del astrólogo Olavo de Carvalho, gurú de la extrema derecha.
Doria abrió en Shanghai una oficina comercial del estado de San Pablo para tener diálogo directo con China. Los del nordeste formaron el Consorcio Nordeste y cierran acuerdos internacionales sin Itamaraty.
Los gobiernos derechistas de Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná están hoy más cerca de Doria que de Bolsonaro.
Bolsonaro igualmente insiste en su teoría de no cerrar el país y se negaba hasta hoy a sancionar la ley de apoyo a los trabajadores informales de 150 dólares mensuales por tres meses. Quedó sólo porque el propio Donald Trump, su gran cobertura en el planeta, le recomendó: «Brasil va a tener que parar».