Por la Dra Margarita Murgieri, especialista consultor en geriatría y en clínica médica. Presidenta de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría
De los aún incipientes conocimientos acerca del covid-19 queda claro que la mortalidad aumenta en los mayores de 60 y más aún en los mayores de 80 años, aproximadamente un 21,9%.
Esta mortalidad está agravada por las frecuentes comorbilidades que presentan muchos adultos mayores sumada a la inmunosenescencia (envejecimiento del sistema inmune con fallos en su respuesta).
En vista de esta epidemiología es que se aconsejó primero el aislamiento social de las personas mayores y luego la cuarentena preventiva obligatoria. Es el único mecanismo que se ha demostrado útil para tratar de aplanar la curva de contagio.
En relación al anciano que reside en la comunidad, cuando se comenzó con el aislamiento social los geriatras y gerontólogos advertimos que este podía tener consecuencias negativas y comenzamos a aconsejar a las familias, a los vecinos y a los cuidadores el apoyo emocional telefónico o virtual además del apoyo instrumental en cuanto a la provisión de alimentos y de medicamentos, cobro de haberes, etc.
Hay quienes prefieren utilizar el término distanciamiento social, para diferenciarlo de aislamiento, que emparentado con la soledad, tiene francos efectos deletéreos.
El afecto puede manifestarse conversando, escuchando e informando, sin necesidad de besos o abrazos e intensificando las medidas de higiene.
Se les aconseja mantenerse activos, efectuar ejercicios físicos, bailar, leer, ejercitar la memoria, efectuar actividades placenteras nuevas o reiniciar alguna abandonada.
La información criteriosa, repetida y empática, es tranquilizadora.
Recordemos que los adultos mayores no son niños, no debemos infantilizarlos, ni darles órdenes sin explicación. A quienes bregamos por la autonomía de los adultos mayores nos cuesta tomar decisiones por ellos, por eso esta indicación debe ser lo suficientemente informada, comprendida y aceptada.
Otro grupo poblacional diferente y sumamente vulnerable es el de las residencias geriátricas, los ancianos allí suelen ser frágiles y dependientes, por eso se toman medidas como restringir las visitas, prohibir aquellas provenientes de países afectados o que tengan síntomas, hacerles llenar una declaración jurada respecto de estos dos últimos puntos y restringir las salidas de los residentes.
Momentáneamente también se han suspendido los talleres, las obras de teatro, cine, fiestas donde se reúnan residentes en un contacto físico inconveniente.
Nuevamente, este es un trabajo uno a uno que requiere creatividad y vocación para que afecte lo menos posible su bienestar emocional.
Afirman que los mayores necesitan “aislamiento físico y no social”