Ricardo Mariño nació en Chivilcoy hace 61 años, es escritor, periodista y guionista, pero su especialidad es la literatura infantil. Escribió varias decenas de títulos para niños como Botella al Mar, Cinthia Scoch y la guerra al malón, La venganza del loro, El dinosaurio Carmelito, Fofo y la sirena y Un perro llamado Gato, entre otros. Este domingo 27 de mayo se sumará a la Feria Internacional del Libro Rosario, que regresó a la ciudad después de 10 años. A las 18:30, participará de la mesa de diálogo “Literatura infantil”, junto a Silvia Schujer, Sandra Siemens y Beatriz Actis, en la Sala B del Centro Cultural Fontanarrosa (San Martín (1080).
“Tengo las mejores expectativas”, contó entusiasmado sobre su visita a la Feria Internacional del Libro. “Me gusta muchísimo la ciudad y siempre que fui por motivos parecidos a éste, lo pasé muy bien”, agregó. Para Mariño, Rosario “es uno de los polos decisivos de la cultura argentina”, y en ese sentido le resulta “auspicioso que recupere su feria del libro”.
En la previa a la mesa de diálogo que compartirá este domingo, Mariño relató: «Para mí la literatura infantil como posibilidad fue un descubrimiento de los veintitantos años. Lo que me importó de esta producción fue su apertura hacia lo fantástico, a verosímiles más interesantes, al juego, al humor». Entonces se refirió a que en los textos para adultos «reina la gravedad». «En la literatura infantil por suerte, y aunque no pocos lo miran desdeñosamente, el humor y la invención tienen una posición más fuerte y, como quería María Elena Walsh, muchos siguen escribiendo, no para el aula, sino para el recreo», aseguró.
Remarcó los cambios culturales, de consumo y de la relación entre padres y chicos, pero según su experiencia «desde el punto de vista de un escritor no es distinto escribir para chicos antes o ahora: un escritor inventa historias». Y añadió: «Es esperable que sepa de literatura, que maneje su oficio, que tenga alguna originalidad, no que sepa de psicopedagogía, psicología infantil o esté enterado sobre cuál es el último entretenimiento que circula por las playstation».
El escritor hizo, además, un análisis sobre el impacto de las nuevas tecnologías: «A favor, diría que provocan lectura e interpretación y requieren una posición activa, de un permanente descular lenguajes. Y algo nada menor como es que hacen jugar a los chicos con herramientas de trabajo, como yo cuando era chico y jugaba con los destornilladores y pinzas de mi viejo. En contra, diría que en la matriz de los hábitos a que llevan los entretenimientos con pantallas está la histeria que se está apoderando de grandes y chicos, y que no permite persistir en nada, atender lo que dice otra persona, y todo aquello tan contrario a leer un libro (concentración, despojamiento de uno mismo, entrega al discurso de otro, atención, silencio, soledad, etc)».
Sin embargo, profundizando un poco más destacó que «la gente no pueda sostener una charla interesante y solo quiera ser escuchada, o que los chicos no puedan atender al docente, tiene alguna relación con este mundo en el que no estar entretenido es insoportable». «Con esto quiero decir que el fenómeno de ‘nuevas tecnologías’ está ligado a fenómenos de nuevas subjetividades ligadas a una disminución del sujeto y avance del mercado», finalizó.