El testimonio de Xiang Lu, quien se encargó de comandar una misión en China
Una entrevista realizada por Noticias ONU a Xiang Lu, médico enviado como jefe a la ciudad de Huangshi para frenar el coronavirus.
El 18 de marzo, la provincia de Hubei reportó cero casos nuevos, mientras tanto, más de 42.000 doctores de todo el país empezaron a regresar a sus hogares. El Gobierno chino dispuso que cada provincia enviara un equipo médico para asistir en alguna ciudad de la provincia de Hubei, incluida Wuhan. Más de 300 equipos integrados por más de 42.000 doctores y personal de salud llegaron entonces al epicentro de la epidemia.
Cuando se comunicaron con él por vía telefónica el 23 de marzo a las 9:30 pm, desde Beijing, él y otros 122 médicos estaban todavía en la ciudad de Huangshi. “Hoy suman cinco días que se reportan cero casos nuevos confirmados en Wuhan. Las buenas noticias llegan gradualmente del resto del país a las ciudades en la provincia de Hubei, y luego a Wuhan. La tasa de recuperación en Huangshi excede el 96%. Actualmente sólo quedan cuatro pacientes en el hospital. Para nosotros los doctores, especialmente para lo que estuvimos en la vanguardia, es un alivio, y la alegría supera a cualquier palabra. Desde luego, también quiere decir que llegó el momento de que regresemos a casa”, dijo Xiang.
Del inicio del brote de coronavirus en Hubei al final de enero, China despachó 346 equipos médicos desde 29 provincias del país para salvar vidas trabajando en conjunto con el personal médico local. El hospital que supervisa el doctor Xiang en Jiansu, afiliado a la Escuela de Medicina de la Universidad de Nanjing, recibió la notificación de que un equipo iría de misión el 24 de enero, la víspera del Año Nuevo Chino, la fiesta más importante de reunión familiar.
“El día 24 recibimos el aviso de enviar equipos médicos para participar en la misión de apoyo a Hubei. Era Wuhan. El 25 de enero, el primer grupo de personal médico salió de nuestro hospital, estaba formado por seis doctores y enfermeros, sobre todo de la unidad de terapía intensiva”, recuerda Xiang.
Agrega que el personal médico de su hospital se ofreció voluntariamente para la misión, sobre todo los más jóvenes. En vista de que el número de candidatos superaba cinco o diez veces la cantidad que necesitábamos, la mayor parte se quedó en lista de espera.
Batallón de la noche a la mañana
Después de despachar tres misiones, el doctor Xiang se dio cuenta de que era su turno de partir. Con más de 30 años de experiencia, estaba ansioso por contribuir en el terreno, pero la gravedad y escala masiva de la epidemia eran intimidantes. Perplejo y con una mezcla de sentimientos, Xiang recibió finalmente la llamada telefónica pidiéndole que saliera de misión el 10 de febrero.
“Se me informó la mañana del día 10 que iba a liderar un equipo en la ciudad de Huangshi. Tuve que armar un equipo médico temporal de 310 personas de una docena de hospitales en menos de 24 horas. T uve mucha presión. No conocía a parte del personal médico, no conocía Huangshi pero, después de todo, durante 20 años había sido el director del hospital y había sido doctor 30 años. Creía que mi experiencia administrativa y clínica ayudaría en el terreno. Todos los integrantes de la misión tenían gran voluntad de participar en la batalla. Así que la llamé “el batallón de la noche a la mañana”. Me sentía presionado y estresado, pero también tenía mucha confianza”, recordó.
El 11 de febrero a medianoche, el equipo llegó a Huangshi, cuando la ciudad estaba en el peor momento de la epidemia. Los ocho hospitales locales estaban repletos de pacientes.
¿Cómo pelear una guerra sin armas?
“Para entonces, la epidemia en Huangshi estaba muy cerca de alcanzar el punto máximo. La ciudad llegó a tener 1015 pacientes y cuando llegamos ya había unos 800, cien de ellos en situación crítica. El personal médico estaba muy cansado y el material protector era muy escaso. Nuestro equipo sanitario llegó en el momento más difícil e intenso. Fue de verdad difícil. Con condiciones precarias no había manera de pelear esta guerra. Si no hay condiciones favorables y no se cuenta con las armas… ¿cómo se pelear una guerra?”, apuntó.
Durante las dos semanas que siguieron a su llegada a Huangshi, Xiang Lu y su equipo trabajaron diariamente por lo menos de las 7:00 a las 00:00 horas, aunque a veces llegaron a quedarse hasta las 16:00 horas del día siguiente. Casi no tenían tiempo para comer, mucho menos para contactar a sus familias.
Xiang organizó el hospital al que fue asignado para aumentar el número de camas, concentró a los pacientes graves en el hospital mejor equipado e, incluso, trabajó temporalmente como carpintero, transformando salas generales en unidades de terapia intensiva que cumplieran con los estándares nacionales y donde llegó a acoger a más de 800 pacientes.
Xiang dijo que, hasta ahora, no hay un tratamiento o medicina para curar la enfermedad. Sin embargo, pudo ver muchos casos alentadores, entre ellos a un paciente de 93 años en situación crítica que se recuperó y a otro que salió del hospital después de haber estado dos veces entubado en un respirador. Por eso, Xiang aseguró que la clave es el diagnóstico y buscar tratamiento lo más pronto posible.
“Lo que más me impresionó fue aplicar el plasma de los pacientes que se recuperaron durante el tratamiento. Lo intentamos al principio, aún antes de que el país publicara las guías relevantes. Recolectamos más de 10.000 mililitros de plasma de pacientes recuperados, de los cuales 4350 ml fueron donados mediante una campaña que impulsé en otra provincia”, subrayó.
Los doctores no tienen miedo de la adversidad sino de la falta de comprensión
De la frustración y la impotencia al tratamiento exitoso del 96% de los pacientes, Xiang Lu señaló que el apoyo y entendimiento de todos los sectores de la sociedad y las organizaciones internacionales han dado mucha confianza y aliento al personal médico que está al frente del combate al Covid-19.
Después de más de un mes de trabajo arduo, la cantidad de casos nuevos de infección se redujo significativamente en Hubei, lo que es muy gratificante para Xiang Lu. Sin embargo, como líder del equipo, afirmó que lo más importante es que ninguno de los 310 trabajadores sanitarios que integraron la misión se contagió con el coronavirus.
“Como capitán, mi mayor responsabilidad es asegurar que para cuando la misión termine nadie se haya enfermado o fallecido. Estoy más preocupado por los miembros del equipo que por mí. Casi todos los pacientes fueron dados de alta y ninguno de los integrantes de la misión ni del personal médico local se infectó, lo que es muy gratificante.”
Para enfrentar la pandemia hay que evitar el pánico
Xiang Lu enfatizó que la tasa de mortalidad de la pulmonía que causa el coronavirus debería ser más o menos la misma en la mayoría de los países. Insistió en su llamado a evitar el pánico.
“En un momento dado, Wuhan registró un aumento súbito de casos nuevos porque los pacientes se aterraron y se precipitaron a los hospitales, causando más contagios. Espero que todos los países y hospitales tengan clara la importancia de evitar y controlar ese tipo de contagio en sus instalaciones. Es la experiencia más importante que quiero compartir. Otro consejo es no viajar en tren o avión debido al pánico de estar en un lugar donde aumenten los casos. Viajar en avión o tren es muy arriesgado. Nuestra ciudad es grande y debe haber espacio suficiente para evitar el contacto con otras personas. Así que recomiendo no viajar durante el peor momento de la epidemia.”
La semana próxima, el equipo médico completará su misión y regresará a casa. Con la llegada de la primavera, esperamos que las experiencias de los doctores que están al frente de la lucha en China lleven esperanza y confort al mundo azotado por el coronavirus.
Fuente: news.un.org