La chica, de 25 años, se contagió en España, y comenzó a mostrar síntomas en Buenos Aires, donde estuvo internada varios días y continúa en tratamiento en su casa
Marisol San Román es una joven argentina de 25 años, que se encontraba realizando una maestría en Madrid. Cuando en los primeros días de marzo, ante el avance de la pandemia de coronavirus, el gobierno español decidió cerrar las universidades, la chica salió a cenar con sus amigos, para despedirse y regresar a su tierra natal. El 12 de marzo llegó al país, al día siguiente comenzaron sus síntomas. La sintomatología fue muy fuerte y la internaron de urgencia. Días después le llegó la peor noticia: estaba infectada de Covid-19. Recibió tratamiento y fue dada de alta, pero sólo para regresar a su casa, en aislamiento, donde sigue recibiendo asistencia médica y un estricto control.
En una entrevista exclusiva con América 24, cuenta su historia y echa por tierra algunos dichos de jóvenes que tientan a la suerte, porque no están dentro del grupo de riesgo. De los amigos que cenaron con ella esa última noche en España, otros dos se contagiaron. Uno de ellos, de tan sólo 28 años, llegó a usar respirador.
“Llegué acá el 12 de marzo desde Madrid, hice cuarentena obligatoria, aclaro esto porque hay gente que piensa que no la hice. No estuve en contacto con nadie. La única persona que me vio fue el Cabify, que me trajo con un barbijo a mi casa. Al día siguiente empezaron los síntomas. Me desperté con mucho dolor de garganta. Tuve un pico de fiebre muy alto. Yo dormía con mi perra, pensé que el calor era por eso. Pero no, tenía 40º de fiebre. Lo primero que hice fue llamar a emergencias, vino el médico y apenas me vio dijo ‘esta piba tiene coronavirus, hay que internarla’. Me vino a buscar una ambulancia y me llevaron a una clínica en Pueyrredón. Me disfrazaron de astronauta. La ropa que más conozco actualmente es la de astronauta, los barbijos, los guantes, los enteritos azules, todos los complementos que tenés que ponerte”, relató Marisol.
La joven recibió el diagnóstico positivo el 19 de marzo. “No lo podía creer. Seguí internada, pero pasé del Pueyrredón a Agote. Ahí estuve hasta el 21. En medio de todo eso, se fueron agravando los síntomas, además del dolor de garganta empecé a tener tos”, añadió.
De los síntomas que mostró la joven, los ataques de tos fueron los peores. “Antes de que dieran el alta tuve un ataque de tos muy fuerte, que me caí al piso y me tuvieron que auxiliar. Son ataques de tos incontrolables, que te empezás a asfixiar. No es una gripe común”, detalló.
San Román recibió el alta este martes y anoche, pasó su primera noche en casa, donde la cuida su papá, con todos los recaudos necesarios. La chica explicó que le pasa la comida con guantes en plato de plástico y ella permanece en su cuarto. Cuando se acerca a la puerta, debe ponerse barbijo.
Tras contar la difícil situación, Marisol llamó a la sociedad argentina a tomar conciencia: “Existe una negación no sólo en los pacientes, sino en la sociedad. De donde yo venía, sabiendo que había 2.000 personas contagiadas, nosotros salimos a cenar y estaban todos los restaurantes abiertos, todos los cines abiertos. La vida en Madrid seguía normal, como si el coronavirus fuera una gripe más que iba a pasar. No teníamos idea. En ese momento, cuando recién empezó en Europa, se disparó muy rápido. Fue una locura como aumentó”.
Al final de la nota, la joven estudiante llamó a cuidar a los abuelos: “Es muy importante no ver a los abuelos ahora. Si quieren ayudarlos, tengan mucho cuidado, porque los jóvenes son los que más transmiten. Son el nicho de la juventud. Lávense las manos, usen guantes. Este es un momento en que todos tenemos que hacer la cuarentena obligatoria y nos tenemos que quedar en casa”.
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