El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, juró este jueves ante la oficialista Asamblea Constituyente como mandatario reelecto para un segundo periodo que comenzará en enero de 2019, tras unas elecciones boicoteadas por la oposición y desconocidas por varios gobiernos.
Con la banda presidencial en el pecho, Maduro compareció ante la Constituyente, a la que deben subordinarse todos los funcionarios de elección popular, en un acto solemne ante la cúpula de los poderes estatales y de la Fuerza Armada.
«Juro cumplir y hacer cumplir nuestra Constitución y llevar adelante todos los cambios revolucionarios que nos permitan llegar a la Venezuela potencia de la paz, la prosperidad y la felicidad de nuestro pueblo. ¡Lo juro!», dijo el gobernante socialista.
Maduro fue reelegido el pasado domingo en unos comicios desconocidos por la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y una docena de gobiernos de Latinoamérica, que no los consideraron libres, ni transparentes.
La presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez, quien le tomó juramento, leyó el decreto que establece que, además de este acto, se realizará la investidura el 10 de enero, aunque no especificó ante cuál órgano del Estado.
Según la Constitución de 1999, que está siendo reformada por la Constituyente, el presidente electo debe posesionarse ese día ante el Parlamento.
Pero el Legislativo, de mayoría opositora, fue declarado hace más de dos años en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ, de línea oficialista), que en consecuencia considera nulas todas sus decisiones.
«El presidente adelanta la juramentación porque no quiere dejar el vacío de aquí a enero. Él necesita darse legitimidad en el proceso, aunque sea la legitimidad chavista», aseguró el analista Luis Vicente León.
«No estamos haciendo las cosas bien»
Con una abstención récord de 54%, Maduro se impuso con 68% de los votos contra 21% del exchavista Henri Falcón, quien se postuló a contravía de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y luego desconoció los resultados.
El mandatario, de 55 años, deberá gobernar hasta 2025 con un país en la peor crisis económica de su historia reciente y cada vez más aislado.
«Hace falta una rectificación profunda, hay que hacer las cosas de nuevo y mejor. No estamos haciendo las cosas bien y tenemos que cambiar este país», reconoció Maduro en su discurso.
Expertos vaticinan un agravamiento de la crisis social y económica, reflejada en escasez de comida y medicinas, hiperinflación, caída brutal de la economía y de la producción de crudo, y éxodo de cientos de miles de ciudadanos.
Apenas proclamado presidente, el gobernante Donald Trump aprobó el lunes un decreto que prohíbe a los estadounidenses comprar activos y cuentas por pagar del país sudamericano y su petrolera PDVSA, buscando complicarle la llegada de recursos.
En represalia, el gobierno de Maduro expulsó a los dos mayores representantes de Estados Unidos en Venezuela -no tienen embajadores desde 2010-, y Washington ordenó el miércoles lo mismo para dos altos diplomáticos venezolanos en reciprocidad.
Estados Unidos, que compra un tercio de la producción de crudo venezolano, amenaza con un embargo petrolero y ya había prohibido a sus ciudadanos negociar deuda nueva de Venezuela, en default parcial.
Estados Unidos, Canadá y la UE sancionaron a decenas de jerarcas venezolanos. En la lista de Washington figuran incluso Maduro y el número dos del chavismo, Diosdado Cabello.
Maduro tiene previsto, tras el acto ante la Constituyente, acudir a un acto en el Ministerio de Defensa, en Caracas, para recibir del alto mando militar una «reafirmación de lealtad».
La Fuerza Armada, considerada el principal sostén de Maduro, adquirió enorme poder político y económico durante este gobierno, incluidos los estratégicos sectores de alimentación y petróleo.