Los líderes internacionales no deberían acudir al partido inaugural del Mundial de fútbol de Rusia, el 14 de junio próximo, como protesta contra el papel del país en el conflicto de Siria, reclamó hoy la organización no gubernamental defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
El evento deportivo más importante del año, que se disputará del 14 de junio al 15 de julio en 11 ciudades rusas, arrancará con el partido entre Rusia y Arabia Saudita en Moscú.
Antes de que la pelota eche a rodar, habrá una ceremonia. Rusia es el principal aliado militar del gobierno sirio, acusado de atacar objetivos civiles con armas químicas.
HRW señaló que Rusia «comparte la responsabilidad, no sólo por las violaciones perpetradas directamente por sus fuerzas, sino también por aquellas cometidas por su aliado».
«Los líderes mundiales deberían indicarle al presidente Vladimir Putin que si no cambia y actúa para poner fin a las atrocidades de las fuerzas sirias, no estarán en los asientos VIP con él en la noche inaugural», indicó desde el Líbano el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, a la agencia de noticias DPA.
Hace unos días HRW denunció que el mundial se realizará cuando el país anfitrión vive «la peor crisis de derechos humanos desde la era soviética».
No obstante, la ONG, que se dedica a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos y tiene su sede en Nueva York, solo le apuntó a Rusia y no a su rival en el partido inaugural, Arabia Saudita.
La monarquía absoluta de la península arábiga, a la que la ONU también acusó de violar los derechos humanos en repetidas ocasiones, lidera junto a una docena de países árabes una guerra contra Yemen.