Por Dr. Gonzalo Rojo (*)
Por lo general, a la hora de comer, los chicos de entre 4 y 6 años se aburren de ciertos alimentos y empiezan a rechazarlos. Para los padres comienza a ser normal escuchar «¡No me gusta!», «¡No quiero!». No se preocupen: es una parte normal del proceso madurativo en el aprendizaje de la alimentación que no debe interpretarse como falta de apetito. Esto lo hacen, en parte, porque a esta edad tienen la capacidad madurativa para desarrollar su autonomía en su máximo esplendor: prefieren comer solos, manipulan correctamente los cubiertos y hasta algunos empiezan a probar otras cosas. Pero si no prestamos atención a su alimentación, esto puede dejarlos expuestos a no incorporar algunos de los nutrientes esenciales.
¿Cuáles son los nutrientes importantes?
No es un problema que el niño rechace el alimento: no hay que insistirle, ni agobiarlo, ni forzarlo. El riesgo de esta conducta de negación es que los niños no obtengan los nutrientes necesarios para esta etapa del crecimiento, como lo son el calcio, las vitaminas, el hierro y el zinc, entre otros. Estos nutrientes son fundamentales para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños ya que participan en la actividad de la sangre, de las defensas y de los huesos. ¡Atención! Uno de los elementos de los que poco se habla y es fundamental en la alimentación es el zinc. El zinc es un nutriente que las personas necesitan para estar sanas. El zinc se encuentra en las células de todo el cuerpo y ayuda al sistema inmunitario a combatir bacterias y virus y además favorece la cicatrización.
Entonces ¿Cómo ayudarlos a que en este periodo sigan alimentándose correctamente e incorporando los nutrientes esenciales? Ante todo, es recomendable evitar distractores durante la alimentación (televisión y otro tipo de pantallas, por ejemplo) y resaltar la importancia de la alimentación compartida en el seno familiar, ya que es fundamental para la adquisición de hábitos alimentarios saludables por parte de los niños, a partir del ejemplo dado por los mayores.
Es muy importante que podamos ofrecerles otras opciones distintas a las que rechazaron que les proporcionen los nutrientes necesarios, evitando los conflictos con la comida, verdadera causa de problemas emocionales y de trastornos de alimentación a mediano y largo plazo. Por ejemplo, en el caso de la leche, podemos ofrecer otras opciones que contengan esos nutrientes y que al chico le puedan gustar más. Hoy encontramos una amplia variedad de alimentos lácteos que cumplen con estas características. Los más adecuados para los chicos de esta edad son aquellos que estén fortificados con calcio, vitamina D, hierro y zinc, nutrientes fundamentales en la etapa de crecimiento. Otra de las formas de ayudar a los niños en la correcta nutrición es prestar atención a los momentos de consumo que se dan entre comidas: las colaciones. Para este momento es importante reemplazar los productos con alto contenido en grasas, azucares, sodio, etc., por alimentos que tengan alta densidad nutricional (pocas calorías y gran cantidad de nutrientes).
(*) Médico pediatra.