El gobernador Miguel Lifschitz participó este sábado de la inauguración de la casa terapéutica «Padre Misericordioso», en el barrio Cristalería de Rosario.
Se trata de un espacio que contará con el trabajo conjunto de la Comunidad Padre Misericordioso y la Agencia de Prevención de Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecod) de la provincia de Santa Fe.
«Es fuerte ser parte de una comunidad de 5 mil miembros que trabajan, se sienten familia y comparten un objetivo trascendente y un compromiso con los que mas lo necesitan», expresó Lifschitz.
«Todo lo que hagamos para tender una mano tiene un enorme valor. Entendemos que los problemas de la inclusión y de la pobreza son mucho mas profundos que solamente algo económico. Es un problema cultural de oportunidades; no alcanza con recursos económicos, hacen falta actitudes humanas, la escucha, la proximidad, la cercanía de una persona a la otra», apuntó Lifschitz.
La habilitación de este espacio se realizó en el marco del 7° aniversario de la institución “Comunidad Padre Misericordioso”, compuesta por un grupo de profesionales y voluntarios que ayuda a quienes padecen la problemática de las adicciones y viven en situación de calle. Se trata de una asociación civil católica sin fines de lucro que busca promover la dignidad humana en el aspecto integral de la persona.
Cecilia Nieto, directora de Aprecod, felicitó a la fundación Padre Misericordioso «con quien venimos trabajando y creemos que vamos día a día construyendo nuevos caminos y nuevos acuerdos que van fortaleciendo el trabajo conjunto entre organizaciones sociales, provincia y municipio».
«Este espacio que hoy se inaugura se suma a una red que se esta fortaleciendo en Rosario, una red compuesta por efectores públicos de salud y centros de día. Una red que posiblemente se siga fortaleciendo y que esta compuesta por muchos actores, todos trabajando en conjunto en pos de garantizar espacios de tratamiento para nuestros jóvenes y toda persona que está atravesada por esta problemática», remarcó Nieto.
A su turno, el padre Fabián Belay, agradeció «lo que hace cada uno de los que estamos acá» y agregó: «Quiero agradecer a todos los equipos que trabajan en el barrio con los mas chicos o los mas grandes, los centros de dia, el club, la cooperativa. Ustedes son anónimos y dan la vida por esto. Hay cosas que no podemos pagar, que es el amor, el compromiso, la humanidad. Me siento feliz y orgulloso de cada uno de ustedes. Seguimos haciendo camino».