El sector del ingreso nacional que se destina a mano de obra disminuyó entre 2004 y 2017 de 54 a 51 por ciento, y esa caída económica significativa fue más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas
El sector del ingreso nacional que se destina a mano de obra disminuyó entre 2004 y 2017 de 54 a 51 por ciento, y esa caída económica significativa fue más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas
El nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020», difundido hoy, aseguró que «la insuficiencia de empleos remunerados afecta a casi 500 millones de personas en el orbe», y sostuvo que «la ausencia de trabajo decente, asociada al aumento de la desocupación y la persistencia de las desigualdades, dificulta la posibilidad de construir una vida mejor».
«Esa realidad dificulta la construcción de una vida mejor», indicó el informe del organismo laboral tripartito, que explicó que casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al empleo asalariado.
El estudio reseñó que «el número de desempleados debería aumentar en 2,5 millones en 2020» y que «la desocupación mundial se mantuvo relativamente estable los últimos nueve años, aunque la desaceleración del crecimiento económico significa que mientras en el orbe la fuerza laboral se incrementa no se crean suficientes nuevos puestos de empleo».
«De esa forma, no es posible absorber a quienes desean incorporarse al mercado laboral. Para millones de personas es cada vez más difícil construir vidas mejores”, afirmó el director general de la OIT, el exsindicalista británico Guy Ryder, quien agregó que «la persistencia y amplitud de la exclusión y las desigualdades laborales impide hallar un empleo decente y forjar un futuro mejor, lo que constituye una conclusión extremadamente preocupante y tiene repercusiones graves y alarmantes para la cohesión social”, dijo.
El desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo a una amplia subutilización de esa mano de obra y, además del número mundial de desocupados (188 millones), 165 millones no tiene suficiente trabajo remunerado y 120 millones o abandonaron la búsqueda activa o no tiene acceso, indicó.
Más de 470 millones de personas están afectadas, en tanto el estudio analizó también las desigualdades del mercado laboral y, a partir de nuevos datos y estimaciones, evidenció que «las diferencias de ingresos son superiores, en especial en países en desarrollo».
A nivel mundial, el sector del ingreso nacional que se destina a mano de obra (y no a otros factores de producción) disminuyó entre 2004 y 2017 de 54 a 51 por ciento, y esa caída económica significativa fue más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas.
«La pobreza de los trabajadores, moderada o extrema, debería incrementar en 2020-21 en esos países en desarrollo, lo que tornaría más difícil concretar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 sobre su erradicación en el planeta en 2030. Hoy, ese flagelo (ganar menos de 3,20 dólares diarios en términos de paridad del poder adquisitivo) afecta a más de 630 millones, uno de cada cinco personas de la población económicamente activa», puntualizó.
Otras desigualdades significativas – definidas por sexo, edad y ubicación geográfica – son factores pertinaces de los mercados laborales, lo que limita las oportunidades profesionales individuales y el crecimiento económico general, en tanto 267 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años «no trabaja ni estudia ni recibe formación y soporta malas condiciones laborales, lo que no es compatible con la inclusión o el desarrollo», señaló.
Stefan Kühn, principal autor del estudio, indicó que «el fortalecimiento de las restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o indirectas, sobre el empleo», y que «el ritmo y la forma del crecimiento económico entorpece los esfuerzos para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos».
«Es preciso modificar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor agregado a través de la transformación estructural, la modernización tecnológica y la diversificación de la producción. La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad implica que las economías pierdan beneficios potenciales de talento», afirmó.