Sanna Marin, la mandataria mujer más joven del mundo, abrió un debate en el país y en Europa al plantear la posibilidad de reducir la extensión de la semana laboral en el futuro
Sanna Marin, la mandataria mujer más joven del mundo, abrió un debate en el país y en Europa al plantear la posibilidad de reducir la extensión de la semana laboral en el futuro
“Se puede y se debe discutir la reducción de las horas de trabajo. Una semana laboral de cuatro días, o una jornada de seis horas con un salario decente, puede ser una utopía hoy, pero puede ser cierto en el futuro”, tuiteó Sanna Marin el 19 de agosto pasado.
En ese momento era ministra de Transporte y Comunicaciones de Finlandia y vicepresidenta del Partido Socialdemócrata (SDP). Acababa de concluir una cumbre partidaria en la ciudad de Turku, para celebrar los 120 años de la organización, y ella había sido la protagonista por su radical propuesta para el futuro.
“En mi opinión, las personas merecen más tiempo con sus familias, con sus pasatiempos y educándose. Este podría ser el siguiente paso para nosotros en la vida laboral”, había dicho al exponer en un panel.
Luego profundizó la idea en Twitter: “El tiempo de trabajo se redujo en los últimos 100 años a medida que aumentó la productividad laboral, y mejoraron los ingresos y el bienestar de las personas. La reducción a 8 horas diarias fue una de las metas sociales clave de la Socialdemocracia y se logró. Se deben continuar los esfuerzos”.
Tras la renuncia de Antti Rinne al cargo de primer ministro, el SDP la propuso como sucesora. Marin se convirtió el 10 de diciembre en la mandataria mujer más joven del mundo, con 34 años. Si bien no estaba en el programa de gobierno la idea de reducir las horas de trabajo, sus declaraciones previas fueron rescatadas en las últimas semanas por la prensa europea —que en algunos casos tomó sus dichos como si fueran anuncios de lo que iba a hacer—.
Si bien por el momento no tiene planeado avanzar hacia una semana con cuatro días de trabajo y tres de ocio, hay muchos investigadores que respaldan la idea y es un debate que crecerá en los próximos años.
Beneficios y riesgos de un cambio radical
“En Finlandia, así como en algunos otros países europeos, se han realizado algunos experimentos para reducir el tiempo de trabajo, con una jornada laboral de seis horas o una semana de cuatro días. Los resultados han sido mixtos. Los trabajadores disfrutan de un mayor tiempo libre y pueden estar más con su familia. Los empleadores están contentos con el aumento de la eficiencia laboral y la disminución de las licencias por enfermedad. En algunos casos, los desempleados tienen más posibilidades de entrar en el mercado laboral. Sin embargo, estos experimentos no han conducido a una reforma más profunda por muchas razones. Algunas de ellas son financieras, pero otras son culturales”, explicó Liisa Häikiö, profesora de política social de la Universidad de Tampere, consultada por Infobae.
La mejor evidencia de que la idea de una semana con menos días laborables no fue una locura planteada por Marin en un momento de confusión es que ya hay empresas que están yendo en esa dirección en distintos países. Por ejemplo, Microsoft realizó una prueba piloto en Japón el año pasado. Durante cinco semanas, sus 2.300 empleados tuvieron el viernes libre, pero cobraron el mismo salario.
Los resultados fueron sorprendentes. Además de que casi todos manifestaron su satisfacción por tener más tiempo libre, la empresa registró un aumento en la productividad del 40 por ciento. En parte, porque los trabajadores tomaron 25% menos de tiempo libre los días que trabajaron, y porque estaban más motivados y concentrados. Un efecto positivo adicional fue que se redujo 23% el consumo de electricidad.