El Tribunal Revolucionario de Teherán condenó hoy en primera instancia a la pena de muerte a ocho personas acusadas de organizar y cometer los atentados que causaron 17 muertos en la capital iraní y que fueron reivindicados por el Estado Islámico (EI). Los condenados tienen 20 días para recurrir la sentencia, dictada tras siete sesiones celebradas de forma consecutiva desde el pasado 28 de abril.
Los ocho yihadistas están acusados, entre otros cargos, de tenencia de armas, uso de documentación falsa y «corrupción en la tierra», la denominación en Irán para los cargos más graves que implican la pena capital como el asesinato, el terrorismo o el alzamiento en armas contra el Estado. Hay otros 18 inculpados por estos ataques cuyo proceso judicial todavía no ha terminado.
El doble atentado fue perpetrado por miembros del EI el 7 de junio de 2017 contra la sede del Parlamento iraní y el mausoleo del imán Ruhollah Jomeini. Seis de los autores de los atentados murieron ese mismo día, inmolados o abatidos a tiros por las fuerzas de seguridad. Pocos días después, el ministro iraní de Inteligencia, Mahmud Alavi, aseguró que la célula yihadista había sido «completamente destruida» y que ninguna persona vinculada con ella seguía en libertad.
Alavi explicó entonces que el «autor intelectual y principal comandante» de los ataques había muerto en una operación de seguridad en colaboración con servicios secretos de otros países. Tras los atentados, los primeros del EI en suelo iraní, se sucedieron varias operaciones de seguridad en Irán que se saldaron con la detención de decenas de supuestos extremistas.