El síndrome de Tourette se caracteriza por tics nerviosos. Supone un riesgo mayor de sufrir ansiedad y depresión, además de relacionarse a menudo con trastornos obsesivos
El síndrome de Tourette se caracteriza por tics nerviosos. Supone un riesgo mayor de sufrir ansiedad y depresión, además de relacionarse a menudo con trastornos obsesivos
El síndrome de Gilles de la Tourette (o síndrome de Tourette, de manera abreviada) es un trastorno muy conocido que ha sido fuente de burlas y humor siempre. Sin embargo, se trata de una patología muy incapacitante y discriminativa para quien la sufre.
El síndrome de Tourette consiste en la producción de movimientos y sonidos repetidos que no se pueden controlar. Son tics motores y vocales que aparecen por una lesión del sistema nervioso. Suele aparecer durante la infancia, más frecuentemente entre los cinco y nueve años.
Esta patología fue descrita hace relativamente poco, en torno a los años ochenta. Se estima que afecta entre a un 1 y a un 3% de la población. Todavía no se conocen bien los mecanismos por los que aparece este trastorno, aunque se sabe que tiene que ver con la genética.
El síndrome de Gilles de la Tourette es más que un trastorno nervioso, ya que afecta a todos los aspectos de la vida de quien lo sufre, especialmente al plano social. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre este trastorno.
¿En qué consiste el síndrome de Tourette?
La mayoría de personas conocen el síndrome de Tourette como una patología que provoca que estas personas insulten sin control a los demás. No obstante, esta es solo una de las posibles manifestaciones de este síndrome.
Las personas que sufren Tourette experimentan tics que no pueden controlar. Pueden ser movimientos repetitivos, sonidos o palabras. Dentro de esto entran los insultos. Otro ejemplo muy típico es el gesto de encoger los hombros continuamente.
La mayoría de los casos se dan en varones. Los síntomas suelen aparecer antes de los quince años. De hecho, el mayor número de casos se expresa por primera vez en torno a los seis años. Los tics pueden ser más o menos complejos y aparecer con diferente frecuencia.
Algunos ejemplos de tics simples son:
- Parpadear mucho
- Retorcer la nariz
- Toser
- Aclarar repetidamente la garganta
- Repetir frases
- Hacer gestos obscenos e insultar
Es importante saber que, a lo largo de la vida, los tics pueden ir modificándose. Incluso, hay situaciones en las que se agravan. Por ejemplo cuando la persona está sometida a estrés o a mucho cansancio. Lo normal es que vayan mejorando al llegar a ser adultos.
Otro aspecto relevante es el hecho de que el síndrome de Tourette se puede asociar a otras patologías. Es frecuente que estas personas sufran trastorno de déficit de atención e impulsividad. Además, suele haber antecedentes familiares de trastornos obsesivos o del mismo síndrome.
¿Cómo se trata esta patología?
Desgraciadamente el síndrome de Tourette no tiene cura. Sin embargo, existen ciertos medicamentos que ayudan a controlar los tics. Además, cada vez se están creando más formas de terapia y grupos que permiten dar soporte a estas personas.
El tratamiento médico va a depender de cada caso y de la gravedad de los tics. Hay pacientes en los que ni siquiera es necesario tomar medicación. Lo cierto es que la mayoría de personas consiguen llevar una vida productiva pese a las dificultades.
En primer lugar se pueden utilizar medicamentos que reducen los niveles de dopamina en el cerebro. El problema es que tienen muchos efectos secundarios, como el aumento de peso.
También se utilizan con frecuencia antidepresivos que permiten reducir la ansiedad y el trastorno obsesivo compulsivo que suele asociarse al Tourette. Del mismo modo, muchas veces se requiere tratar el TDAH para mejorar la concentración.
Lo cierto es que, además de la medicación, la terapia supone uno de los pilares del tratamiento. Es necesario que estos niños sientan apoyo y trabajen su autoestima. Lo mismo ocurre con las obsesiones y la ansiedad, que pueden mejorar notablemente con la psicoterapia.
En conclusión
El síndrome de Gilles de la Tourette es un trastorno nervioso complejo. Consiste en que estas personas sufren tics, tanto motores como vocales, de manera continua. El mayor problema de este síndrome es que interfiere con la vida social de quien lo sufre.
Es importante ser conscientes de lo que afecta psicológicamente esta enfermedad. No podemos permitir que estas personas sigan siendo motivo de burlas y desprecios ya que se trata de una patología con su consiguiente estigma. Es una responsabilidad social el lograr incorporar a los afectados al funcionamiento de la sociedad.