Elecciones en Israel: arrasante triunfo a pesar de las incriminaciones
Elecciones en Israel: arrasante triunfo a pesar de las incriminaciones
El primer ministro israelí en funciones, Benjamin Netanyahu, que enfrenta una acusación de corrupción y una tercera elección general en 12 meses, obtuvo una contundente victoria en la primaria celebrada ayer por su partido, el Likud, lo que le asegura que liderará a esa formación conservadora en las elecciones generales de marzo, informó hoy la prensa local.
Se esperaba que «Bibi» venciera a su rival Gideon Saar, pero el margen rotundo de victoria fortaleció su posición en el partido que ha dominado durante los últimos 20 años, según destaca el periódico Haaretz.
Con un 72,5% de los votos, los afiliados del partido derechista cerraron filas en torno a Netanyahu, patriarca de la derecha israelí en dos décadas, pese a que su acusación por corrupción ha agravado el bloqueo político en el país que deberá celebrar sus terceras elecciones en menos de un año.
Su rival, Saar, brazo derecho de Netanyahu en el partido y el gobierno hasta que cayó en desgracia en 2014, se quedó en el 27,5% del apoyo de los más de 116.000 simpatizantes que votaron, mejor posición que otros rivales del premier en primarias, pero sin superar el 30% que le permitiría consolidarse como una alternativa interna, informó la agencia de noticias EFE.
Las acusaciones de fraude y cohecho en tres casos y el bloqueo parlamentario del último año que han impedido formar gobierno tras dos elecciones (9 de abril y 17 de septiembre) no disminuyeron el incondicional apoyo de los militantes del Likud hacia su líder, que pugna desesperadamente por seguir al timón del poder.
Saar dijo hoy no estar arrepentido de haberlo desafiado en las elecciones internas porque «aquellos que no están dispuestos a arriesgarse, nunca tendrán éxito», pero se ofreció a trabajar «juntos por el bien de una victoria del Likud en la Knéset», el Parlamento israelí.
Así que, de momento, la formación no ahonda en sus fisuras aunque Netanyahu no pueda garantizar otro gobierno del Likud, porque su situación legal lo ha invalidado como negociador ante la coalición centrista, Azul y Blanco, y la ley no asegura que pueda recibir el mandato del presidente para formar Ejecutivo.
Su figura seguirá siendo un escollo para Beny Gantz, de Azul y Blanco, como ha manifestado durante todo el curso de negociaciones después de los comicios de abril y septiembre. «Parece que el acusado Netanyahu, que está llevando al Estado de Israel por un camino de corrupción, continuará liderando el Likud», lamentó hoy Gantz tras los resultados publicados de madrugada.
«Estas elecciones exigen que coloquemos un espejo frente al ‘partido Netanyahu’ y que tomemos la decisión de unidad, dignidad y reconciliación interna», pidió a los votantes de cara a los próximos comicios que arrojan similares resultados a los anteriores con una leve ventaja de Azul y Blanco.
Ayer, las inclemencias climáticas en Medio Oriente hicieron mermar la afluencia a las urnas y transcurrida la jornada electoral depositaron su papeleta cerca de un 49% de los militantes en los más de 100 colegios electorales.
Luego de votar en Jerusalén, Netanyahu, pidió la participación a través de las redes sociales. «La tasa de votantes es muy baja, la victoria de la derecha depende de ustedes», dijo en un mensaje en Twitter. Por su parte, los partidos aliados de derechas y el ultraortodoxo Shas felicitaron al jefe de gobierno en funciones y apostaron por mantener el bloque gubernamental tras la cita electoral.
El Tribunal Supremo examinará la próxima semana si Netanyahu legalmente puede encargarse de una formación de gobierno. El fiscal general del Estado, Avichai Mandelblit -quien lo acusó en noviembre de cohecho, fraude y abuso de confianza – declinó por el momento pronunciarse sobre esta cuestión, pero el alto tribunal convocó a una audiencia para el próximo martes 31, a petición de un grupo de académicos y ciudadanos, para estudiar si esta circunstancia se ajusta a la ley israelí.
Mandelblit reiteró hoy que no hay «bases legales» que le obliguen a dar una opinión legal hasta que el Supremo se pronuncie definitivamente sobre la demanda.