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La lección de una mamá y su hijo con TEA: cuando hablar con amor sana


Después de años de no poder hacerlo y luego una entrevista, Vanesa se animó a contarle a Ramiro que él también tiene Autismo

Después de años de no poder hacerlo y luego una entrevista, Vanesa se animó a contarle a Ramiro que él también tiene Autismo

Vanesa Zapata y su hijo Ramiro, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), estaban juntos este lunes, previo a Navidad, mirando TN de 10 a 14 como una actividad más, nada fuera de lo normal, o eso creían. Lo que vieron en la tele generó una situación que cambió su relación para siempre.

Resulta que en el piso estaba Guillermo Lobo junto a Francisco Fiore, paciente con TEA, hablando, entre otros temas, sobre cómo le iba en el colegio, su vida en general y particularmente sobre los fuegos artificiales y cómo estos podían afectarle: “Me hacen saltar”, explicaba, y deseaba “que haya menos”.

Cuando Ramiro escuchó a Francisco le dijo a su mamá que se parecía, en su forma de hablar, a Natalia, una excompañera suya del colegio al cual iba el año pasado. “Esa chica tiene Autismo”, le dijo Vanesa, e instantáneamente se emocionó porque lo sabía: era el momento de decirle a su hijo que él también tenía.

Y se lo dijo, con el miedo de cómo podía reaccionar él, y ella también. Ramiro, en un principio atinó a decirle que era mentira. Ella insistió y fue ahí donde se dio uno de los momentos más profundos y hermosos de su relación.

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Ella lloraba y se lamentaba por no habérselo contado antes y él, entendiendo la situación más que nadie, le dice: “Solo había que escupirlo”. El temor de años de ella a contarle se esfumó en segundos con esa frase tan corta y sabia. La emoción se multiplicó y él se paró y la abrazó como nunca antes.

“Me abrazó súper fuerte y me contuvo él a mí”, describe emocionada. Ramiro no pudo no fundirse en un abrazo eterno luego de verla sufrir de esa manera, y así lo descrió: “Soltó bastantes lágrimas, no pude evitarlo, no me gustaba verla así, tan deprimida”.

En esa charla profunda que tuvieron a raíz de la entrevista que vieron, Vanesa aprovechó para evacuar una intriga que tuvo durante muchos años, quería saber cómo se sentía su hijo, si se sentía diferente, si se sentía raro. Su respuesta fue contundente: “Yo me siento un chico normal”.

Dicen que todo llega a su tiempo, que no hay que forzar las cosas. Y fue así como se dio esto. Su mamá había intentado contárselo antes pero no había podido. “Por protección” y porque nunca se sintió “fuerte para decírselo”.

En las terapias tampoco trabajaron el tema de ser consciente de que tenía TEA. “Pero llegó el momento ahora”, dice. Y quienes estuvieron en el piso de TN ahora eran ellos: Vanesa y Ramiro, contando su historia e inspirando a que muchas otras de este estilo sucedan.