Las personas suelen tener mayores cuidados al usar los inodoros públicos, pero estudios indican que es muy poco probable
Las personas suelen tener mayores cuidados al usar los inodoros públicos, pero estudios indican que es muy poco probable
Una idea común entre la población mundial es que se está más propenso a los gérmenes y las enfermedades en los baños públicos. Sin embargo, especialistas han indicado que es poco probable. La sensación de suciedad y el escozor por pensar que muchas otras personas han pasado por el mismo inodoro son algunas de las cuestiones que se repiten.
Sin embargo, no sólo un baño público está lleno de gérmenes. Lugares que se transitan a diario, como la escuela o el trabajo, están repletos de bacterias y virus. Incluso dentro del propio cuerpo humano hay gérmenes que conviven con el organismo. Es la flora habitual de la vía digestiva y de ciertas mucosas. Su presencia es inevitable y, en algunos casos, beneficiosa e imprescindible.
Por ende, la convivencia con los microorganismos en nuestro organismo es un equilibrio que debe sostenerse en lo cotidiano y que determina el proceso de salud-enfermedad cuando se habla de contagio.
El equilibrio se rompe cuando las personas se exponen de forma inadecuada a patógenos, pero ese no resulta ser el caso de los inodoros públicos.
En conclusión, es un mito que se pueden pillar gérmenes en un inodoro público por el mero hecho de utilizarlo. Mucho menos contagiarse una infección de transmisión sexual al usar un baño compartido. Pero sí es necesario lavarse las manos cada vez que se utiliza un baño, sea privado o público. Esta sola práctica de higiene es capaz de prevenir la gran mayoría de infecciones.
Gérmenes en un inodoro público
Cualquier médico estará de acuerdo en que es poco probable pillar gérmenes en un inodoro público. Se asume que la exposición no es la suficiente para provocar un contagio.
Las vías de contagio habituales implican la respiratoria, los fluidos y el ciclo ano-mano-boca. La vía respiratoria no cuenta al sentarse en un inodoro público. Así que quedan las otras dos opciones.
En cuanto a los fluidos, la única posibilidad de pillar gérmenes en un inodoro público sería exponiendo una herida. Pero, además de la herida que habilitaría el contacto de la sangre con un microorganismo, debería conjugarse la casualidad de una bacteria patógena justo en el lugar para ingresar. Aunque posible, es improbable.
Por último, está el ciclo ano-mano-boca. Esta es una vía de contagio común de las enfermedades infecciosas gastrointestinales. Un individuo portador del microorganismo lo expulsa con la materia fecal, ese microorganismo se une a la mano de otra persona que lo lleva a su boca. El microorganismo finalmente ingresa al aparato digestivo del receptor.
Así narrado, el ciclo ano-mano-boca parece una vía lógica de contagio en un inodoro público. Pero debemos decir que el tiempo de exposición es bajo y que, en general, ese contagio no provendría del inodoro, sino de otras partes del baño.
Muchas personas no se higienizan correctamente sus manos en los baños públicos, esparciendo gérmenes en la puerta de entrada, por ejemplo. Es así que el ciclo ano-mano-boca puede suceder por la manilla de la puerta más que por el inodoro en sí.
Dos que sí
Hay dos microorganismos que, dentro de los pocos casos en los que se pueden pillar gérmenes en un inodoro público, son los más frecuentes:
– Escherichia coli: es la causal principal de las gastroenteritis infecciosas. Tiene la capacidad de adherirse a superficies lisas y, debido a esa característica, se puede fijar a la tapa de los inodoros. En caso de contagio, la enfermedad resultante consistirá en vómitos y diarrea, seguramente.
– Norovirus: este virus es conocido como causa de gastroenteritis en lugares donde se comparten muchos ambientes por bastante tiempo, como, por ejemplo, un crucero. También tiene capacidad de adherencia y sobrevive unos quince días en el ambiente. La gastroenteritis por norovirus es autolimitada, es decir, se termina sola.