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Una mujer compitió por primera vez como piloto de carreras en Arabia Saudita


 

La piloto de carreras saudita de 27 años, Rima Jufali, se convirtió, este viernes, en la primera mujer que compitió en una carrera en Arabia Saudita. El acontecimiento tuvo lugar meses después de que las mujeres de ese país, tras varios años de lucha, forzaran a la monarquía a levantar la prohibición de conducir sin el consentimiento de una autoridad masculina.

Jufali compitió al volante de un auto Jaguar en un circuito urbano de Riad, durante la primera ronda del campeonato, completando su vuelta más rápida en 1,39 minutos, a poco más de cinco segundos del primer clasificado, informó la agencia DPA.

«Verme en un coche compitiendo es una sorpresa para mucha gente, pero estoy feliz de sorprenderlos. Muchas personas están sorprendidas por todos los cambios que ocurren en Arabia Saudita«, dijo al finalizar la competencia.

El príncipe Abdulaziz bin Turki al Faisal, presidente de la Autoridad General de Deportes del reino, destacó la participación de Jufali.

Si bien es cierto que se trata de la primera vez que una mujer participa en una carrera automovilística en Arabia Saudita, no es la primera vez que Jufali está al mando de un auto dentro de un circuito: ya lo había hecho, en abril, en el Campeonato Británico de F4 que se celebra en Brands Hatch.

«Estoy muy emocionada, nunca pensé que llegaría este día, o al menos no sabía cuándo y llegó mucho antes de lo esperado. Llevo un año corriendo de manera profesional y aquí estoy ahora a punto de hacerlo en casa, lo cual es una sensación increíble«, dijo Jufali antes del comienzo de la prueba.

El 24 de junio 2018 cientos de mujeres sauditas lograron manejar por primera vez sin riesgo a ser detenidas.

El levantamiento de la prohibición, aprobada por el gobierno local casi un año antes, fue un hito importante para las activistas que desde 1990 habían convertido en bandera esta reivindicación en un país en el que la mujer se mantiene sometida a la tutela masculina.

Otras de las reformas aprobadas en 2018 fueron la autorización para que las mujeres puedan constituir su propia empresa, alquilar una vivienda sin permiso de su tutor y aspirar a obtener la custodia de sus hijos en caso de divorcio.

Sin embargo, estas acciones fueron interpretadas por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) como «una operación de lavado de cara» de la monarquía saudita.