Desde octubre, Australia enfrenta una situación dramática a causa de los incendios forestales que se desataron en distintos puntos del país. Los estados afectados luchan incansablemente para que las llamas no se sigan propagando. La zona más afectada es la costa este y se estima que hay un millón de hectáreas devastadas entre Nueva Gales del Sur y Queensland.
La preocupación no para de crecer debido a los fuertes incendios. Más, si se tiene en cuenta que la temporada de verano no empezó y el fuego se adelantó a las fechas en las que suele acontecer y es superior a otros años. Para lo que viene, el pronóstico no es mucho mejor ya que se espera calor, vientos cálidos y secos.
Debido al fuego, miles de personas han tenido que evacuar sus hogares. La calidad del aire se ha vuelto mala en muchos estados. Sídney vive atardeceres rojos a causa de las cercanías del fuego. En Brisbane, el 12 de noviembre el aire fue considerado insalubre, siendo imposible de respirar.
Un millón de hectáreas fueron quemadas, más de 300 viviendas destruidas y, hasta el momento, se registraron cuatro muertos. La fauna, finalmente, es la más damnificada por la catástrofe: más de 350 koalas perdieron la vida, así como centenares de canguros, zarigüeyas y otras especies.