El papa Francisco denunció hoy durante una misa en el estadio de Bangkok el flagelo de la prostitución y la trata a la que se expone a niños, niñas y mujeres, en el marco de su segundo día de visita a Tailandia, una de las metas del turismo sexual mundial.
Francisco, que llegó el miércoles al país asiático para una visita de tres días como parte de una gira que luego lo llevará a Japón, concluyó la jornada con una misa en el estadio Rajamangala de Bangkok a la que acudieron cerca de 60.000 fieles, según las autoridades.
Representantes de la pequeña comunidad católica del país -integrada por cerca 388.000 personas, cerca de 0,58% de la población-, pero también muchos migrantes católicos de naciones vecinas asistieron a la ceremonia, entre ellos unos 2.500 vietnamitas, según la conferencia episcopal de Tailandia.
Durante la homilía, Francisco citó a «los niños, niñas y mujeres expuestos a la prostitución y a la trata, desfigurados en su dignidad más auténtica», un flagelo al que se había referido durante su discurso a las autoridades por la mañana, aunque de manera más cauta, según informó la agencia EFE.
Ante el primer ministro tailandés, el general Prayut Chan-ocha, Jorge Bergoglio denunció que en nuestros días «mujeres y niños son particularmente vulnerados, violentados y expuestos a toda forma de explotación, esclavitud, violencia y abuso».
Aunque quiso reconocer «los esfuerzos del gobierno tailandés para extirpar este flagelo, así como a todas aquellas personas y organizaciones que trabajan incansablemente para erradicar este mal y ofrecer un camino de dignidad».
En Tailandia donde la prostitución es ilegal, organizaciones pro derechos humanos datan la cifra de entre 200.000 y 300.000 prostitutas.
El número de menores de 18 años relacionados con la explotación sexual varía desde los 12.000 estimados por el instituto estadounidense «Protecction Project», hasta los 40.000, según un estudio de la universidad tailandesa de Chulalongkom.
El papa recordó durante la misa que la visita coincide con los 350 años de la creación del primer Vicariato Apostólico del entonces Siam (1669-2019), relató que tan sólo dos misioneros fueron capaces de animarse a evangelizar estas tierras y defendió que los misioneros no son «mercenarios de la fe».
En la homilía el pontífice también se refirió a «esos jóvenes esclavos de la droga y el sinsentido que termina por nublar su mirada y cauterizar sus sueños» y a «los migrantes despojados de su hogar y familias, así como tantos otros que, como ellos, pueden sentirse olvidados, huérfanos, abandonados».
A las autoridades del país, el Papa les indicó que el fenómeno de la migración «por las condiciones en que esta se desarrolla (…) representa uno de los principales problemas morales a los que se enfrenta nuestra generación».
«La crisis migratoria no puede ser ignorada», destacó y citó cómo «la propia Tailandia, conocida por la acogida que ha brindado a los migrantes y refugiados, ha afrontado esta crisis debido a la trágica fuga de países vecinos».