En el undécimo día de protestas en el Líbano, miles de manifestantes formaron este domingo una cadena humana como gesto de unidad nacional contra el gobierno, hastiados de la austeridad y de las condiciones de vida.
La cadena se extendió por 170 kilómetros de la costa del país partiendo desde la capital Beirut. Sus participantes han coreado el himno nacional al grito de «Solo queremos nuestros derechos».
Unas 100 mil personas participaron de la iniciativa que fue convocada mediante las redes sociales. «Ahora estamos unidos, sin importar cuál sea nuestra religión o clase social», dijo Hala, un participante en la cadena humana en Beirut, capital de un país que alberga 18 sectas religiosas.
El país ha sido sacudido por las protestas callejeras contra la élite política y la corrupción desde el 17 de octubre en medio de una recesión económica cada vez más profunda.
El domingo, los manifestantes continuaron bloqueando las carreteras clave de la nación, negándose a moverse y pidiendo la renuncia del gobierno. Mientras, bancos, escuelas y las principales empresas han anunciado que permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.
Las manifestaciones exigen la disolución inmediata del actual gobierno libanés, cuya decisión a mediados de mes de gravar la aplicación de mensajería WhatsApp terminó por agotar la paciencia de una población incapaz de llegar a fin de mes y asustada por la incapacidad de las autoridades para atajar los incendios que han asolado el país este mes y dinamitado la frágil economía agrícola.
Aunque la asistencia está comenzando a decaer desde el apogeo del 20 de octubre, la tensión ha aumentado en los últimos dos días, después de que los asistentes denunciaran la presencia de simpatizantes del poderoso partido-milicia chií Hezbolá entre el gentío para forzar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y dispersar a los manifestantes.
El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, compareció este pasado viernes para asegurar que su movimiento no está implicado en modo alguno, aunque declaró una vez más su respaldo al actual Gobierno libanés, el mal menor frente a lo que podría ser un «vacío de poder que colapsaría el país» si acabara dimitiendo.
Sin embargo, tanto partidarios de Hezbolá como del Movimiento Patriótico Libre del presidente del país, Michel Aoun, han protagonizado contramanifestaciones por todo el país, en particular en sus bastiones del centro de Beirut y del sur de Líbano.