María Butina, la mujer rusa condenada en Estados Unidos por haber actuado como agente encubierta para Rusia, regresó este sábado a su tierra natal después de haber cumplido una sentencia de 18 meses de prisión.
Butina, de 30 años, participaba en Estados Unidos en actividades de grupos por los derechos a portar armas e intentó infiltrarse en grupos políticos conservadores para promover los intereses de Rusia en el momento en que Donald Trump accedía a la Casa Blanca.
El viernes fue liberada de una prisión en Florida en la que estuvo detenida desde su arresto, en julio de 2018, y fue deportada a Rusia.
Al llegar al aeropuerto Sheremetyevo de Moscú, Butina recibió un enorme ramos de flores blancas y, tomada del brazo de su padre, Valery, que viajó desde la ciudad siberiana de Barnaul para encontrarse con ella, agradeció el apoyo recibido.
«Estoy muy, muy, muy feliz de estar de vuelta en casa. Estoy muy agradecida con todos los que me apoyaron, todos los ciudadanos rusos que me ayudaron y me escribieron cartas y donaron dinero para mi defensa», expresó emocionada.
En diciembre pasado, Butina se declaró culpable de conspirar como agente no registrada para Rusia.
Admitió que ella y un ex legislador ruso aprovecharon sus contactos con la Asociación Nacional del Rifle para buscar canales con políticos conservadores estadounidenses.
La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso lamentó que Butina haya sido víctima de actitudes antirrusas.
«Esto es lo que, desafortunadamente, comenzó la anterior administración estadounidense: tratar de destruir la relación bilateral», afirmó Maria Zakharova, que también fue al aeropuerto a recibir a la mujer.
En los últimos años, Rusia se ha quejado de la «rusofobia» que impera en las relaciones con los líderes occidentales desde la segunda presidencia de Barack Obama, algo que ha continuado con la gestión Trump.
«Ella realmente no le hizo daño a nadie. Es solo una niña, es solo una mujer joven. Ella trató de invertir su juventud, si lo desea, su don, su talento, en contactos entre personas «, defendió Zakharova.
Butina violó la ley de Estados Unidos porque no se registró como lobbistas ante el Departamento de Justicia, tal como indica la ley para los agentes de gobiernos extranjeros.
Fue sentenciada a 18 meses de prisión, pero salió menos de una año después de la sentencia porque ya había cumplido parte de la condena antes de la sentencia.
Sus abogados afirmaron ayer que no es una espía y que su caso no tuvo nada que ver con el espionaje, sino que se trató de una cuestión técnica.
El caso de Butina cautivó la atención pública porque coincidió con el momento en que se desarrollaba la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre los lazos entre el equipo de campaña de Trump y el Kremlin durante la campaña que llevó al republicano a la Casa Blanca.