Más allá de los discursos y los cruces picantes entre candidatos, el debate presidencial dejó grabados momentos curiosos y postales pintorescas que le dieron marco a la velada en la Facultad de Derecho de la UBA.
Un episodio que arrancó risas en el auditorio, contrariando el protocolo que llamaba a no emitir sonidos durante la transmisión televisiva, fue la comparación del candidato del Frente de Izquierda Nicolás del Caño entre Miguel Ángel Pichetto y «Micky Vainilla», el personaje interpretado por el humorista Diego Capusotto con características xenófobas.
La semana pasada, el diputado trotskista había dado la nota con el minuto de silencio por las víctimas de la violencia policial en Ecuador: sin el efecto disruptivo de esa jugada, esta vez reeditó un recurso similar, al ponderar «las puebladas de Chile» contra el Gobierno de Sebastián Piñera.
El presidente Mauricio Macri mantuvo un gesto adusto durante toda la noche, salvo cuando Fernández dijo que «la prensa corría peligro» no con él sino con el líder del PRO, ante lo cual éste último soltó una sonrisa irónica.
También pareció distenderse cuando Espert dijo que Fernández y él no eran tan diferentes en concepción económica y que debían «abrazarse» ante esa supuesta semejanza.
Sonrió, a su vez, cuando el mismo dirigente liberal dijo que si Fernández aplicaba las políticas económicas que prometía, iba a generar una crisis que dejaría «chiquitita» a la de Cambiemos.
Muy pendiente de no olvidarse su guión, Macri se la pasó mirando hacia su atril, revisando las hojas con anotaciones suyas una y otra vez.
Una escena retrató la tensión eléctrica que había en el aire entre los dos candidatos con reales chances de disputar la elección del próximo domingo: en un instante de descuido, una hoja se voló del atril del mandatario nacional, ante lo cual Fernández reaccionó agachándose para recoger el papel.
Con frialdad, Macri se apresuró a levantar la hoja antes de que Fernández pudiera tomar contacto con ella, y no le agradeció al candidato kirchnerista por el gesto de intentar ayudarlo.
Espert lució aplomado durante buena parte del debate, pero hubo pasajes de nerviosismo en su rostro, ya que varias veces durante la transmisión tuvo que intervenir personal de la organización para acomodarle el micrófono, que se le desajustó permanentemente.
«(Juan) Grabois cuidado», advirtió el candidato liberal luego de afirmar que en un hipotético gobierno suyo «los piqueteros que cortan calles van presos».
Otro golpe de Espert fue cuando dijo que en un eventual gobierno suyo los «chantas y chorros» tenían que tener cuidado porque iba a encontrar en él a su «peor enemigo».
El candidato del Frente de Todos fue probablemente el postulante que más invitados llevó al evento en la Facultad de Derecho, ya que sentó en la segunda fila a: Santiago Cafiero, Sergio Massa, Eduardo «Wado» de Pedro, Juan Courel y Juan Pablo Biondi, además de su pareja, Fabiola Yáñez.
El invitado sorpresa de Macri fue el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien había bajado mucho el perfil tras el intenso fuego amigo que recibió luego de las derrota en las Paso.
En esta oportunidad, el presidente lo reivindicó al sentarlo en un lugar de privilegio durante el debate: primera fila junto a Marcos Peña, Juliana Awada y Fernando de Andreis.
En el detrás de escena se vivieron momentos curiosos, como el caluroso abrazo entre Myriam Bregman y Juan Cabandié, y también un saludo muy cálido entre el jefe de Gabinete Marcos Peña y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
El candidato del Frente NOS, Juan José Gómez Centurión, quien había sido objeto de muchas burlas en redes sociales por su escaso «timing» para terminar a tiempo sus intervenciones, mejoró un poco, (pero no lo suficiente) en ese aspecto, al punto que en dos ocasiones fue «felicitado» por la periodista moderadora María O ´Donell, quien consignó la cantidad de segundos de sobra que le quedaban en sus exposiciones.