Un vuelo de la aerolínea australiana Qantas Airways despegó en la noche del viernes de Nueva York, Estados Unidos, y está viajando hacia Sidney, Australia, sin escalas. Se trata del vuelo comercial más largo del mundo y su duración aproximada es de 20 horas.
La aeronave elegida para este servicio de prueba es una Boeing 787 Dreamliner, recién fabricada. La misma salió con sólo 50 personas a bordo, incluida la tripulación, para ahorrar peso y poder extender su rendimiento. La idea es realizar una prueba científica sobre el estado de salud de los viajeros, minimizar el desfase de horario y determinar los períodos óptimos de descanso y trabajo de la tripulación.
Durante el vuelo, se buscará «engañar» a los pasajeros para que ya se vayan situando al horario de destino. Como al momento de despegar en Nueva York, en Sidney era mediodía, lo que hicieron fue mantener las luces encendidas durante las primeras seis horas. Además, las personas llevarán unas pulseras que controlan el sueño y sus movimientos.
Otra de las técnicas está relacionada a la comida. Les darán comida picante para vigorizar el cuerpo y mantenerlos despiertos. Cuando en Sidney comienzo a ponerse el sol, las luces también lo harán en el avión. Y el menú tendrá carbohidratos para fomentar el sueño.
Este vuelo, denominado ‘Kookaburra’, salió del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York a las 9 de la noche (hora local) y llegará a Sidney después de unas 20 horas. Es la primera vez en la historia que una aerolínea comercial emprende un viaje de 16.200 kilómetros continuos.
We're embarking on three research flights to help plan how we care for passengers & crew on future long-haul flights. New #787Dreamliners will fly non-stop flights from #NYC & #London to #Sydney, fully carbon-offset with only 40 people onboard. Read more:: https://t.co/Z5DtaZuHV9 pic.twitter.com/38YWQKF0j5
— Qantas Airways USA (@QantasUSA) August 23, 2019
Por otra parte, vale aclarar que el avión salió con una carga de combustible que supera los 100.000 kilos. Esto debería ser suficiente para aterrizar teniendo aún un sobrando de 90 minutos de vuelo. Al momento del despegue, casi la mitad del peso del avión era combustible.
El vuelo es parte del proyecto Sunrise de la compañía. Lo que se pretende es que entre en operación a partir de 2022. Las rutas que ya están pensadas conectarán Sidney, Melbourne y Brisbane con Nueva York y Londres. En este proceso, se llevarán adelante otros dos vuelos de prueba en noviembre y diciembre.