Una multitud de manifestantes independentistas catalanes se enfrentaban este viernes con la policía en el centro de Barcelona en el marco de la jornada de huelga en Cataluña, en rechazo a las altas condenas contra los líderes del fallido proceso de secesión de 2017.
Los choques se produjeron en cercanías del tramo final de donde se encuentran los participantes de una multitudinaria movilización convocada por las principales organizaciones secesionistas, que colapsó la capital condal, a donde llegaron columnas de manifestantes que en estos momentos cubren casi todo el céntrico Paseo de Gracia.
Los disturbios comenzaron en la Vía Laietana de Barcelona, frente a la jefatura superior de Policía, donde desde las primeras horas del día se fueron concentrando estudiantes del movimiento separatista, ejerciendo presión sobre los agentes, lanzando huevos, pintura, botellas, piedras y otros objetos peligrosos.
Dos jóvenes fueron arrestados tras las primeras intervenciones de la policía nacional, que dispersó momentáneamente a los manifestantes, quienes luego realizaron una sentada frente a los agentes antidisturbios como muestra de resistencia.
A los gritos de «¡Fuera las fuerzas de ocupación!» se sumó el lanzamiento de objetos, lo que fue escalando la tensión hasta que la policía volvió a actuar, esta vez con más dureza, con disparos de balas de goma.
Al menos un fotógrafo y un agente resultaron heridos por el impacto de objetos y tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencia, según pudo constatar Télam.
En poco tiempo, los manifestantes incrementaron su nivel de violencia, levantando barricadas, prendiendo fuego a contenedores, que ardieron en medio de la calle, reproduciendo los episodios de violencia vivido en las últimas cuatro noches. A los estudiantes se les sumaron grupos de jóvenes que se autodenominan «antifascistas» teniendo como blanco principal las fuerzas de seguridad.
Desde el lunes, cuando se publicó la sentencia que condena hasta 13 años de prisión a los líderes del fallido proceso de secesión de 2017, el movimiento independentista se encuentra en pie, protestando de forma ininterrumpida contra lo que consideran una nueva actuación represiva del Estado español.
Puigdemont declaró ante la justicia belga tras pasar una noche en prisión
El ex presidente catalán Carles Puigdemont declaró este viernes ante la justicia belga a raíz de la tercera orden europea de detención en su contra dictada por el Tribunal Supremo español por delitos de sedición y malversación, y quedó en libertad sin fianza tras pasar una noche en prisión.
«El 17 de octubre por la mañana, Puigdemont se presentó voluntariamente ante la policía judicial federal de Bruselas. Fue privado de libertad», indicó la Fiscalía belga en un comunicado, luego de que el entorno del ex presidente reveló que había declarado sin precisar su paso por la cárcel.
El Ministerio Público también explicó que, en presencia de su abogado, Puigdemont fue notificado de que las autoridades judiciales españolas habían cursado una orden reclamándole por presunta malversación y sedición. El líder secesionista declaró esta mañana y se negó a ser extraditado, y quedó en libertad sin fianza con medidas cautelares, explicó posteriormente el vocero de la fiscalía belga, Denis Goeman, y añadió que Puigdemont no goza de inmunidad paralamentaria como argumentó la defensa.
Al abandonar los tribunales en Bruselas, el propio Puigdemont confirmó que el juez decretó su libertad sin fianza, pero que deberá permanecer en Bélgica mientras se resuelve la euroorden, aunque puede salir del país con permiso, según las medidas cautelares adoptadas por las autoridades belgas. Tendrá que volver a declarar el 29 de octubre.
Tras hacerse pública la sentencia contra los políticos y líderes independentistas del fallido proceso de sedición de 2017, el juez que instruyó la causa, Pablo Llarena, emitió una nueva orden de detención -la tercera- contra Puigdemont por delitos de sedición y malversación de fondos públicos, los mismos que se atribuyeron a su ex vicepresidente Oriol Junqueras, penado con 13 años de cárcel e inhabilitación.
El ex presidente catalán se encuentra en Bélgica desde hace dos años, cuando se trasladó a Bruselas -sede de la instituciones de la Unión Europea- para eludir a la justicia española que le imputó delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos. Entonces el juez Llarena emitió una orden de detención en su contra pero la retiró ante el riesgo de que solo fuera extraditado por malversación, al conocer las intenciones de la Fiscalía.
En marzo de 2018, el líder secesionista fue detenido cuando se trasladó a Alemania, pero la justicia de ese país se negó a entregarlo a España para que sea juzgado por rebelión, al considerar que no existían pruebas de que en el proceso de secesión se haya empleado la violencia. En ese momento, el juez instructor recibió un duro revés.
Tras estos dos intentos fallidos y con el fallo del Supremo en la mano, Llarena hace ahora un tercer intento.
Las autoridades belgas elevaron esta mañana una consulta al juez español para que clarifique si Puigdemont tiene inmunidad parlamentaria tras haber sido elegido eurodiputado en las pasadas elecciones de mayo.
«El magistrado Pablo Llarena comunicará de forma inmediata a las autoridades belgas que Puigdemont no tiene inmunidad porque no es miembro del Parlamento Europeo», indicaron fuentes del tribunal.
Concretamente no cumplió con dos requisitos imprescindibles: el acatamiento de la Constitución Española ante la Junta Electoral Central que exige la ley, y tomar posesión de su escaño. Para poder cumplir con el trámite de acatamiento, Puigdemont debía regresar a España con el riesgo de ser detenido tan pronto pisara el suelo español. Aunque intentó jurar la constitución de forma no presencial, la Junta Electoral Central le negó esa posibilidad.
La defensa de Puigdemont confía en que la justicia belga no lo entregará, ya que en ese país europeo no existe un delito equiparable a la sedición en España. Hoy recibió un revés al rechazar el tribunal su argumento de la inmunidad para rechazar la extradición.