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Los salarios de los políticos, el reflejo de la amplia brecha social argentina


Foto: Celag.org

CLG realizó un relevamiento sobre cuánto cobran mensualmente los funcionarios y la marcada diferencia que existe con los sueldos de los trabajadores

 

En un momento de crisis económica y social en la Argentina, el monto de los salarios de los funcionarios públicos toma mayor relevancia. Mientras una gran porción de los asalariados hace malabares para llegar a fin de mes y otro tanto de personas no tienen siquiera un ingreso fijo, los abultados números en los sueldos de los políticos refleja un brecha social por demás amplia.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el salario básico de un empleado de comercio en 2019 es de $28.882. Además, según indicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el 60 por ciento de los habitantes ganaban hasta $20.000 al término del segundo trimestre del año. Considerando que, también de acuerdo al Indec, la canasta básica tuvo un costo de $31.148, más de la mitad de la población no puede solventarla.

Con estos números en la cabeza, comienzan las comparaciones. Yendo de abajo hacia arriba en la pirámide de cargos de los funcionarios políticos, se empieza con un concejal de la provincia y termina con el Presidente de la Nación.

Un edil rosarino cobra $145.000 por mes, es decir, cinco veces más que un empleado de comercio. La intendenta, por su parte, tiene una remuneración mensual de $237.987,07 brutos, $152.813 netos, más de siete veces los «hasta $20.000» que percibe el 60 por ciento de los habitantes del país.

En el caso del gobernador de la provincia, la información a la que se pudo tener acceso es de junio de 2018 y registra $212.000 bruto y $137.000 neto. Para actualizarlo, se tendrá en cuenta que, en ese entonces, el sueldo de Mónica Fein era de $94.000 neto; mientras que ahora es de $152.813, por lo que aumentó más de un 60 por ciento. Sumándole ese mismo porcentaje, a septiembre de 2018, Miguel Lifschitz recibe un aproximado de $222.000 neto. Casi 10 veces el básico de un trabajador estatal en Santa Fe, registrado en $24.000.

A nivel nacional, los diputados tienen un salario de $120.902, según el último dato aportado en septiembre de 2018. En esta cuenta no están incluidos ni los viáticos ni el desarraigo. Por lo que la cifra es aún mayor.  En el caso de los senadores nacionales, pasa algo similar. El último registro es de marzo de este año y se trata de $135.419 de sueldo neto. A lo que hay que sumarle también, los viáticos y el desarraigo.

En el peldaño siguiente aparecen los jueces, federales y de la Corte Suprema. Los primeros, de acuerdo a declaraciones de bienes remitidas por el Consejo de la Magistratura, reciben un salario de $246.159. Mientras que los segundos cobran $282,404, según se indica en la página oficial. Catorce vece el salario promedio de más de la mitad de la población.

Los ministros de Nación, en su mayoría, reciben $236.278,75 mensuales por su trabajo. La vicepresidenta Gabriela Michetti aparece en el escalón de arriba con $248.199, y le sigue el presidente Mauricio Macri con un sueldo de $268.056. Por último, en lo más alto de la escala de cobros se encuentra el canciller Jorge Faurie, quien (por estar encuadrado dentro del convenio diplomático) percibe $404.758,26, unas 14 veces más que el sueldo básico de un empleado de comercio.

Almirón: «Con trabajadores por debajo de la línea de la pobreza, aumentar los sueldos de los políticos sería obsceno»

En este marco, CLG dialogó con Lorena Almirón, secretaria general de la Asociación de Trabajadores del Estado de la seccional Rosario para pedirle su opinión. En primera instancia, aclaró que «el básico de un trabajador estatal es de $24.000».

Por otro lado, señaló: «Lo máximo es, aproximadamente, $96.000. Pero las categorías máximas son muy poca gente, por general son espacios que ocupan funcionarios». «Son, principalmente, puestos políticos», añadió.

Foto: CLG

Almirón hizo referencia a la brecha salarial entre un trabajador estatal y un funcionario y aseguró: «No puede haber tanta diferencia». «Uno siempre dice que los funcionarios tendrían que ganar como un docente o un estatal, es un trabajo como cualquier otro, aunque tenga también más responsabilidades», sostuvo.

Manteniéndose en el marco de la comparación, aseveró: «Los jueces no pagan ganancias. Y a cualquier trabajador se las descuentan. Los salarios no son ganancia». Asimismo, consideró: «Todos tenemos que estar ganando hoy por encima de los 48 mil pesos que es la canasta familiar. No debería haber tanta diferencia, hay que nivelar para arriba».

Por último, resumió: «Teniendo trabajadores por debajo de la línea de la pobreza, hoy aumentar los sueldos, las dietas, los viáticos, sería obsceno en relación a lo que estamos padeciendo los trabajadores y trabajadoras estatales de todos los niveles». 

Layús: «Hay que tener como meta impulsar el salario de los trabajadores»

El referente de la Asociación Bancaria y ex titular del Movimiento Sindical Rosarino, Matías Layús, también opinó a CLG sobre la brecha salarial que existe entre asalariados y funcionarios públicos. El dirigente remarcó que, sin poner en discusión a la política, «lo inaceptable acá es que el salario mínimo está lejos de la línea de la indigencia«.

«Con el último aumento que se dio para octubre de un 35%, el salario mínimo llega a los $17 mil. Mientras que la canasta básica para no caer en la indigencia es del orden de los $33 mil», diferenció.

Ante esto, Layús  indicó que se debe «plantear un salario mínimo, vital y móvil que esté en relación a la indigencia, que supere esa línea. De ahí en más, discutir cada gremio su paritaria«.

El dirigente bancario reconoció que esa medida es «necesaria, más que posible» ya que es «lo que falta en la economía, que está en recesión, con una caída del consumo en niveles históricos, la industria destruida y pocas expectativas en la sociedad».

«Alberto Fernández anunció que si llega al poder va a volver a darle impulso al mercado interno, que es lo que se necesita. Para eso la gente tiene que tener plata en el bolsillo porque si no es contraproducente. Hay que tener como meta impulsar el salario de los trabajadores»,