Cuando la selección argentina de básquet llegó a China, se hablaba de que su objetivo principal era poder «medirse ante las potencias» y conocer para qué estaba esta nueva camada de jugadores, que tenían el gran desafío de ser el recambio de la famosa y exitosa «Generación Dorada».
Sin embargo, en un gran nivel, el combinado albiceleste sorprendió a todos dejando en el camino a dos candidatos para el título: Serbia y Francia y consiguiendo el pase a la final del Mundial. Plagado de debutantes mundialistas, siete en total, este plantel es el tercero en alcanzar una final.
El escolta santafesino Nicolás Brussino es una de las grandes figuras del equipo de Sergio Hernández que busca hacer historia y alcanzar el título que le fue esquivo a la “Generación Dorada”.
Nacido el 2 de marzo de 1993 en la ciudad de Cañada de Gómez, Brussino tuvo este año uno de sus mejores momentos en su carrera deportiva. “Estoy contento con la temporada que hice. Creo que estoy volviendo a ser el jugador que fui antes», explicó el joven a Infobae.
Después de disputar el Torneo Nacional de Ascenso con San Martín de Marcos Juárez, el santafesino llegó en el 2012 con 19 años a Regatas Corrientes para darle inicio a su carrera profesional. Con el equipo correntino ganó una Liga Sudamericana, un Súper 8 y una Liga Nacional. En el año 2015 pasó a Peñarol de Mar del Plata y al próximo año escalaría en la NBA.
Tras su paso por la NBA entre 2016 y 2017 (estuvo en Dallas Mavericks y en Atlanta Hawks), saltó a la liga española ACB. Luego de un irregular andar en Herbalife Gran Canaria, en Iberostar Tenerife pudo demostrar todo su talento en ofensiva. El ex Regatas Corrientes fue vital para que su equipo llegara a la final del Basketball Champions League.
Con apenas 26 años, es uno de los jugadores con más roce internacional y recorrido dentro de la Selección: tiene más de 40 partidos oficiales y su mayor marca la logró, nada más ni nada menos, que ante los Estados Unidos con 26 puntos convertidos. «En las ventanas de 2017 ya empecé a ganar protagonismo. Hoy en día, dentro del equipo, creo que soy una pieza fundamental. Si bien todos los somos, creo que últimamente he ganado ese peso en el equipo«, manifestó.
El basquetbolista de 2.04 metros, con grandes lanzamientos de tres puntos y un buen manejo de balón, destacó que el equipo está confiado y disfrutado este Mundial. “Nos sentimos bien porque lo que entrenamos lo logramos llevar a la cancha. A veces las cosas salen mejor y otras peor, pero siempre lo intentamos. Y cuando salen esas cosas que uno entrena, te sentís poderoso. Estamos pasando buenos momentos, jugando bien y ganando, así que estamos disfrutando del Mundial”, definió.
Más allá del pase, los movimientos sin balón de Brussino y Delía son excelentes. pic.twitter.com/RVUgXCFLr4
— Agustin (@deantonioagus) September 10, 2019
El gran juego colectivo que demostró está Selección es uno de los puntos más destacables del plantel de Hernández. A esto, se le suma que individualmente todos están en un gran nivel. En tanto a esto, Brussino se mostró satisfecho con su juego. “Estoy contento. He tenido buenos partidos, excepto contra Rusia, en el que no tuve muchos minutos. Estoy levantando mi nivel en cada juego. Ante Polonia fue mi mejor actuación. Considero que estoy haciendo un buen Mundial”.
El escolta que jugará las dos próximas temporadas en el Zaragoza no sólo brilla adentro de la cancha, sino también afuera, pero con la pelota en los pies.
Fanático de la Lepra, Brussino comentó que el fútbol le gusta mucho, pero nunca llegó a practicarlo. “Jugaba en el colegio y a veces lo hago con mis amigos cuando estoy en Cañada de Gómez. Más que un partido, me divierte hacer jueguitos”, señaló, y añadió: «Juego de arquero, atajo desde que era chiquito. Pero como me gusta tener la pelota en los pies, a veces salgo a moverme más lejos y también voy a cabecear«.
A pesar de vivir en Europa, trata de seguir lo que más pueda al equipo de sus amores. “Estoy pendiente de los resultados y las estadísticas, aunque por la diferencia horaria no pueda mirar todos los partidos. Cada tanto nos mandamos mensajes con Maxi Rodríguez, que es mi ídolo”, aseguró.
El «Gato» Formica, Fernando Belluschi, Lucas Bernardi, Gabriel Heinze y el «Tata» Martino están entre sus mayores ídolos del equipo del Parque. “En 2017 me hicieron un reconocimiento y me regalaron un par de camisetas, una con el número 9 y mi apellido en la espalda, y la otra con las firmas de los futbolistas, que la tengo colgada en mi casa”, destacó.
El santafesino disfruta, se divierte y sabe que esta selección juvenil no encontró todavía su techo. Pero, hace unos años, en julio de 2012, sus sueños de triunfar en el básquet estuvieron a punto de derrumbarse.
Cuando arribó a Regatas Corrientes, durante las primeras prácticas comenzó a sentirse agitado, algo a lo que le restó importancia en ese momento. Sin embargo, los estudios obligatorios al cambiar de institución encendieron las alarmas: el deportista padecía el síndrome Wolf Parkinson White (síndrome WPW), una anormal conexión eléctrica entre las aurículas y los ventrículos. Cuando le comunicaron que debían operarlo del corazón, la incertidumbre y los miedos invadieron su cuerpo.
«Yo siempre terminaba cansado, sin fuerzas, como si no estuviera bien entrenado», explicó en 2013 en diálogo con Diario Época.
Los médicos del el Instituto Cardiológico de Corrientes le colocaron un catéter para componer la débil circulación sanguínea y todo se solucionó. “Por suerte, ese cansancio desapareció, estoy realmente muy bien”, agregó en Época.
Después del susto, Brussino podrá tocar la gloria este domingo cuando la Selección Argentina de Básquet se enfrente a España desde las 9 de la mañana por la final de la Copa del Mundo en China. Unas horas después de la final, Newell’s enfrentará a su máximo rival por la Superliga Argentina. ¿Podrá el escolta festejar por partida doble?