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Estados Unidos recomienda a aliados del Golfo Pérsico que no utilicen Huawei


 

Estados Unidos trasladó al Golfo Pérsico su campaña contra la empresa china Huawei. La potencia recomendó a sus aliados en esa región que no le permitan a esa compañía participar en el desarrollo de redes de 5G.

Las advertencias que Washington difundía entre sus socios europeos llegaron la semana pasada a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, durante una visita del presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Ajit Pai, informó hoy The Washington Post. Según el diario estadounidense, esas tres naciones usan en sus infraestructuras equipamiento de Huawei, compañía a la que Estados Unidos acusa de actuar potencialmente como una herramienta del gobierno chino para realizar espionaje.

Tanto Beijing como la empresa -principal fabricante mundial de equipos de telecomunicaciones y segunda de smartphones- niegan las acusaciones, que Estados Unidos difunde sin pruebas, un punto en el que coinciden los aliados de Washington a la hora de no hacer caso a las advertencias.

«Compartimos un mensaje sobre la importancia de asegurar la tecnología 5G y aplicar los principios de seguridad basados ​​en el riesgo», afirmó respecto de la visita Robert Strayer, subsecretario adjunto del Departamento de Estado de Estados Unidos para la política cibernética. «Creemos que si se aplica un marco basado en la seguridad, se terminaría excluyendo a Huawei de las implementaciones de 5G», agregó, citado por el matutino.

Estados Unidos tiene en Bahrein la base de su Quinta Flota de la Marina y en los Emiratos Árabes Unidos a soldados que participan de las operaciones militares en medio oriente, a la vez que planea desplegar tropas en Arabia Saudita como parte de un movimiento más amplio en la región. Con el argumento de proteger su seguridad nacional, a principios de 2019 el gobierno estadounidense profundizó entre sus principales aliados europeos sus esfuerzos por lograr que Huawei no participe del desarrollo de las redes de Internet móvil de quinta generación.

La campaña incluyó amenazas de quita de colaboración en materia de seguridad con socios como Alemania y el Reino Unido, y estuvo comandada por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y por el propio presidente, Donald Trump, que a principios de junio le llevó en persona la preocupación a la ex premier británica, Teresa May.

Esa campaña está impregnada de una preocupación por el control chino del 5G y el temor de que las empresas del país asiático no solo puedan interceptar y desviar mensajes sino, por ejemplo, cerrar las redes ante cualquier conflicto y afectar así infraestructura crítica como gasoductos, redes eléctricas o de telefonía celular. Pero a excepción de Australia, el intento no tiene apoyo en los países desarrollados.

Las grandes telcos de Alemania o Reino Unido, por ejemplo, dependen en gran medida de los equipos de Huawei -más económicos que los de sus principales competidores, Nokia y Ericsson-, y quitarlos de sus redes no solo supondría un gasto extra de miles de millones de dólares sino la postergación de la construcción de las redes. Fuentes del sector calculan que incluso prohibida en Estados Unidos, la empresa china controlará entre el 40 y el 60 por ciento de las redes de 5G en todo el mundo, con fuertes lazos comerciales en Europa, África, partes de Asia y Latinoamérica.