En medio de gritos de dolor y rabia de familiares fue enterrada este domingo una niña de 8 años, víctima de una bala perdida durante una acción de la Policía Militar (PM) en una favela de Río de Janeiro, un nuevo caso que refleja el aumento de fallecidos en operativos anticrimen.
«Es un ángel a lado de Dios. ¿Quién? Agatha (…) Era una persona digna, saludable, pura, inteligente, obediente. No decía palabrotas, era una persona que obedecía a la madre, que obedecía al padre», dijo llorando Ailton Felix, el abuelo de la pequeña, en el cementerio Inhaúma del norte de Río.
Agatha Sales Felix falleció la madrugada del sábado en un hospital después de recibir el impacto de una bala perdida en la espalda durante una operación policial la noche del viernes mientras estaba con su madre en un transporte público en el Complejo Alemao, que reúne varias favelas en el norte de Rio.
«Policía asesina» le gritaron a uniformados en el lugar unas cincuenta personas que acompañaron el entierro, adonde llegaron después de protestar en el Complejo Alemao.
El caso está siendo investigado por las autoridades ante las diferentes versiones de policías y familiares sobre lo que ocurrió.
La gobernación del Estado de Río de Janeiro y la PM sostienen que «un grupo de criminales realizaron ataques simultáneos en diferentes lugares» del Complejo Alemao durante los cuales la niña recibió el disparo.
Pero familiares de Agatha niegan que hubiera un enfrentamiento en ese momento, en tanto testimonios de vecinos recogidos por la prensa brasileña apuntan a que la niña murió cuando policías militares dispararon contra dos sujetos que iban en moto.
En una serie de tuits este domingo, la gobernación informó que la PM «abrió un procedimiento para investigar la acción de policías», a la vez que recordó que su política de seguridad «sigue protocolos rígidos con la preocupación de preservar vidas».
La Policía Civil, de su lado, indicó que la comisaría de homicidios recogió testimonios de familiares de Agatha y el lunes se recabarán más declaraciones, en tanto las armas de los PM se someterán a «pericias» así como la «bala extraída del cuerpo de la víctima».
Ola de críticas e indignación
Organismos como la Defensoría del Pueblo y Amnistía Internacional o figuras de la política, entre otros, criticaron al gobernador Wilson Wtizel, con un discurso de mano dura contra la delincuencia similar al del presidente Jair Bolsonaro, por permitir enfrentamientos armados contra delincuentes a costa de vidas inocentes.
Uno de los responsables del crimen es el gobernador Witzel «por mandar a la policía a promover acciones sangrientas en comunidades periféricas cariocas», dijo en una nota Ariel de Castro Alves, miembro del consejo de Derechos Humanos del estado de San Pablo, según refleja Noticias Argentinas.
Witzel, elegido el año pasado, también promueve el recurso de usar francotiradores contra personas armadas en las favelas.
En los primeros siete meses del año, 1.075 personas perdieron la vida en intervenciones policiales en el estado de Río, informó el Instituto de Seguridad Pública (ISP).
Agatha es la quinta menor muerta durante una acción policial en Río en lo que va de 2019, de un total de 16 niños afectados en estas situaciones, según Fogo Cruzado, organización que monitoriza los tiroteos en la ciudad.
La muerte de la pequeña también levantó críticas a una propuesta de ley anticrimen del gobierno, que prevé evitar condenas contra policías en operativos, alegando la «legítima defensa».
Por tragedias como la de Agatha «defiendo una evaluación muy cuidadosa y crítica sobre la exclusión de ilícitos (de policías) que está en discusión en el Parlamento», escribió en Twitter el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
Las muertes violentas en Brasil cayeron un 10,4%, a 57.341 en 2018, respecto a 2017, según un informe de este mes del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), que trabaja con datos oficiales.
Río de Janeiro, principal atracción turística de Brasil, sufre altos índices de violencia en los barrios periféricos, escenario de enfrentamientos entre las bandas narcotraficantes y entre éstas y las fuerzas del estado y milicias parapoliciales.