Mario Roldán utiliza esta arte marcial como herramienta de inclusión para ayudar a los jóvenes. "La idea es que los pibes tengan un lugar de integración", le dijo a CLG
Por Diego Carballido
«Nací y crecí en villa Banana», aclara Mario Roldán en diálogo con CLG. Roldán es profesor de taekwondo y utiliza este deporte como herramienta de inclusión para ayudar a los jóvenes de su barrio. Desde hace más de una década, Mario dicta clases en una vecinal -en la zona de Rouillón y Bulevar Seguí- y en el club Defensores de River de villa Banana .»La idea es que los pibes tengan un lugar de integración y a la vez democraticemos el deporte», explicó Roldán.
«Antes estaba en Rouillón y Maradona y por cuestiones interna de la vecinal decidimos trasladarnos a un par de cuadras. Ahí, la mayoría de mis alumnos pertenecen a la comunidad Toba. Y en el club tengo chicos de villa Banana, villa Pororó, Bella Vista y villa Urquiza», detalló.
—¿Qué te llevó a practicar taekwondo en los barrios?
—Yo siempre trabajé en la animación de grupos juveniles y por diferentes cuestiones lo tuve que dejar. Un día a partir de una discusión con una conocida que me planteaba matar a todos los pibes que andaban robando tuve que decirle que eran consecuencias que venían de otros lados y que había que hacer algo para ayudarlos. Ahí, me plantee qué podía hacer yo por ellos. Y como soy profesor de taekwondo me pareció una buena idea para buscar integración y democratización de un deporte que es bastante elitista. Porque para participar de torneos es necesario mucho dinero.
—¿De qué manera ayuda a tus alumnos la técnica del taekwondo?
—Los ayuda mucho. Yo tengo un grupo muy heterogéneo, desde muy chicos hasta personas adultas. Tengo un chico con autismo y otro que es guardia cárcel. Tengo pibes que están saliendo de adicciones y otros que no saben qué hacer de su vida, pero la transmisión de valores es para todos igual. El autocontrol, la disciplina, el respeto, el compañerismo y la humildad son el laburo que más nos enriquece. Porque es genial cuando vemos lo que se genera. Más allá de lo deportivo, que a veces pueden no darse. Es un logro que ellos puedan plantearse cuándo pelear. Porque hoy revelarse contra el sistema no pasa por fumarse un porro, sino por ser estudioso y educado. Eso es revelarse contra un sistema que oprime a los pibes de los barrios.
En 2017, una de sus alumnas fue campeona nacional, otra subcampeona y otra campeona en Brasil. El año pasado pudo poner también a tres de sus alumnos en el podio nacional. «Hoy tenemos una situación con una de nuestras alumnas que no sabe cómo bancarse su viaje para competir en noviembre en el Cenard. Pero logré que seis chicos provenientes de zonas marginales clasificaran en competencias nacionales. Es algo que me pone muy orgulloso», compartió Roldán y agregó: «Son pibes con hambre de logros y por eso trabajan a destajo»
—¿Cómo tomás las opiniones que buscan la solución a los problemas de los barrios con más fuerzas de seguridad?
—Para mí, son opiniones para vender humo. Porque esto se soluciona con educación, contención y formación para poder cambiarle el paradigma a los pibes. Porque después son los chicos de los barrios los que mueren, pero terminan así porque no tienen otras alternativas. Por eso, son importantes los planes sociales que ayudan a los pibes a bancar aquello que les gusta. Yo trabajé mucho tiempo en la calle y si no tenés alguien que te acompañe no tenés futuro. Muchos de ellos no llegaron a vivir y no tienen ninguna planificación en el tiempo.