«Querido presidente Lula…». Así comienzan las miles de cartas que los carteros de la empresa pública Correios entregan todos los días en la ciudad de Curitiba, en paquetes transportados por camionetas, al ex mandatario preso por corrupción Luiz Inácio Lula da SIlva en su lugar detención, la Superintendendencia de la Policía Federal.
La detención de Lula generó una campaña por parte del Partido de los Trabajadores (PT) que parece estar inspirada en uno de los momentos más célebres del arte brasileño, de 1999.
Es la película Estación Central, del director Walter Salles, donde el personaje interpretado por Fernanda Montenegro (una suerte de Norma Aleandro brasileña) escribe cartas para los analfabetos, generalmente inmigrantes internos, en la estación de trenes de Río de Janeiro.
En época de redes sociales y whatsapp, la escritura de cartas volvió al centro de la escena con el caso de Lula, detenido desde el 7 de abril pasado en una sala aislada de la policía en Curitiba, capital del estado de Paraná, a 500 kilómetros de Puerto Iguazú.
Apenas tiene una televisión, un libro (La Elite del Atraso, de la Esclavitud a la Lava Jato, del sociólogo Jessé Souza), bolígrafo y papel.
En todas las plazas de las principales ciudades del país personas autoconvocadas o militantes han montado acciones a favor de Lula.
Ni la oficina de prensa de la estatal Correios ni la Policía Federal precisaron, ante una consulta de Télam, la cantidad de cartas recibidas por el líder del Partido de los Trabajadores, un tornero mecánico que conoció el agua potable a los 7 años y que no pudo terminar la primaria.
Lo cierto es que todos los mediodías el camión amarillo y azul de la empresa Correios se detiene frente a la policía y deja los paquetes de cartas para Lula y otros presos. Pasan por un chequeo de seguridad y son entregadas.
Y que también Lula escribe cartas: hizo dos declaraciones desde la prisión a través de cartas con puño y letra que entregó a sus abogados y familiares.
Una de las responsables por la viralización de las cartas de puño y letra fue la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida en juicio político en 2016, que publicó en sus redes sociales la dirección para enviarle cartas a Lula.
Su mensaje fue: «Mande una carta a Lula. Rúa Professora. Sandália Monzon, 210 – Santa Cândida, Curitiba/PR, CEP (código postal): 82640-040».
Desde entonces, las cartas no pararon: «Lula, soy obrero como usted, que sufrió al lado de los pobres», le dicta José Araújo Filho, a un joven en la Plaza Siete de Setiembre, en el centro de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
Escribe el joven las palabras de Araújo Filho: «Mis tres hijos se recibieron en la facultad gracias a tu gobierno y en 1987, por defenderte, perdí un trabajo».
El, como muchos transeúntes, pararon en la «Carpa Democrática-Lula Libre» montada por movimientos sociales que denuncian que el ex presidente es un preso político luego de su condena a 12 años y un mes de prisión por haber recibido un departamento en propiedad oculta en la playa de Guarujá por parte de la empresa constructora OAS.
En 2 horas, según el principal diario de Belo Horizonte, O Estado de Minas, 350 personas dejaron su carta escrita por otros para ser enviadas a Lula a la sede del PT local o directamente a la prisión.
«La verdad que no me sale escribir, me cuesta mucho», dice en la nordestina Recife, capital del estado de Pernambuco, Joyce, una empleada doméstica que cree que Lula está detenido injustamente y merece ser el próximo presidente.
«Si está preso lo voto igual. Antes de Lula el pobre nunca podía ir a la facultad», dice a la cámara esta mujer, que se frenó a dictar la carta que el activista y actor Claudio Ferraro escribe en la Plaza del Diario, en el centro de Recife, la capital del estado natal de Lula.
Ferraro montó una improvisada mesa para escribir cartas para Lula y la acción fue viralizada por una productora de video.
«Escribir las cartas es fundamental para la historia. Ya las puse todas en los Correios. Vamos a hacer estas acciones en varios barrios y en el interior del estado», dijo Ferraro.
Dieciocho personas narraron sus cartas en la mesita del actor en menos de dos horas en Pernambuco. La imagen, según la prensa local, se repite en varios puntos de Brasil, como hacía Fernanda Montenegro en la película Estación Central.
El film de Walter Salles perdió el Oscar a la mejor película extranjera en 1999 ante «La vida es bella», del italiano Roberto Benigni.
Una carta de puño y letra con un dibujo de Lula rompiendo cadenas fue dejada el jueves en la puerta de la cárcel por el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, que hace campaña para que el líder del PT condenado reciba ese galardón por haber erradicado a Brasil del mapa del hambre en la primera década de 2000.
Los sindicatos prometen hacer trabajar a la empresa Correios, que estuvo a punto de ser privatizada hace dos meses por el gobierno de Michel Temer, la próxima semana: las centrales convocaron a celebrar los actos centrales del 1 de mayo en Curitiba para pedir la libertad de Lula, en un hecho de que puede tener alta repercusión nacional.