Policiales

En junio de 2016

Comenzó juicio por un homicidio vinculado a internas de la barra leprosa


 

Jonathan Rosales fue asesinado en junio de 2016, en medio de una interna de la barrabrava de Newell´s y este jueves comenzó el juicio por el crimen en los Tribunales provinciales de Rosario. Ese conflicto dejó también otros dos homicidios: los de Maximiliano La Rocca y Matías “Cuatrerito” Franchetti.

El tribunal, integrado por los jueces Facundo Becerra, Ismael Manfrín y Juan Carlos Curto, está encargado de juzgar a Elías Emanuel Benegas, acusado de haber asesinado a Rosales. La fiscal pidió que se lo condene a 22 años de prisión; la defensa, su absolución por falta de pruebas.

Según la teoría de la fiscal Mariana Prunotto, Rosales habría sido asesinado por negarse al pedido de Ariel “Tubi” Segovia de matar a Cuatrerito. La noche del 22 de junio de 2016, Rosales, Brisa O. y la hija de ambos iban en moto cuando fueron embestidos desde atrás por un auto en Padre Giaccone entre Paraguay y Corrientes. Quedaron tendidos en una zanja y desde el vehículo les dispararon más de cinco veces.

Rosales falleció en el lugar, mientras que la chica recibió un disparo en la pierna derecha al intentar proteger a su bebé. Ella es la única testigo presencial del hecho y quien señaló a Benegas como autor de los disparos y a Segovia como conductor del vehículo.

Benegas fue detenido tres meses después en la cancha de Newell´s y Segovia cayó en octubre. Con los dos sospechosos tras las rejas, se puso fecha para una  rueda de reconocimiento de personas en la que la testigo tendría que identificar a quienes habían matado a su pareja. Para la fiscal, cuando Segovia se enteró “se desencadena un plan para matar a la única testigo de la causa y así lograr su impunidad. Pide que atrasen la rueda de reconocimiento para hacerla desaparecer”.

El 19 de diciembre llamaron a la puerta de la casa de Brisa pero quien abrió fue su hermana Lorena. Fue baleada y, luego de haber estado internada 45 días, falleció en el Heca. Brisa y su familia entraron en un programa de protección de testigos y debieron mudarse a Buenos Aires. Volvió sólo para hacer el reconocimiento que había quedado pendiente.

Para el abogado defensor Leopoldo Monteil, la acusación sólo se sustenta en los dichos de Brisa O., cuyo testimonio cuestionó porque en el lugar del hecho había una oscuridad absoluta que habría impedido identificar a los ocupantes del auto. Calificó de inverosímil que “casualmente” las luces de la moto hayan iluminado en el preciso momento a los agresores y que las vainas servidas hayan quedado tendidas en el lugar del hecho cuando ninguno se bajó del auto. Además, dijo que se demostrará por informes telefónicos que Benegas no se encontraba en el lugar del hecho aquella noche y que, incluso, estuvo hablando con su madre.