Por Mario Luzuriaga
Fátima Florez es la imitadora número uno del país. Eso hace que Fátima sea mágica, como lo describe el título de su obra que llega a Rosario éste sábado, en su despedida definitiva.
En este show la acompañan el imitador Ariel Tarico, el mago Emanuel y el cantante Fernando Samartin, entre otros. Ella se encuentra en la ciudad y dialogó con CLG antes de su presentación.
—Bienvenida nuevamente y ya diríamos que sos un rosarina más.
—Es verdad, porque vengo varias veces en el año y tenemos una comunión muy grande con el público de Rosario. Vine esta año con la gira y, como quedó gente afuera, hago esta función de «Fátima es mágica».
—¿Cuál es la sensación de esta despedida de tu show?
—La gente respondió muchísimo, es impresionante lo que pasó, debutamos este año en Carlos Paz y nos estuvo acompañando el público este verano. Más de 60 mil personas sólo la vieron en el verano y hay que sumar los que la vieron en calle Corrientes y en la gira. Estoy muy feliz.
—¿Sos de incorporar nuevos personajes?
—Siempre lo hago, es un espectáculo que se va renovando constantemente, de hecho la parte del sketch con los políticos, día a día se renueva. Con todo lo que pasa en el país está bueno ir poniéndolo, sino te queda como viejo.
—¿Cómo es hacer humor en esta época?
—Es muy bueno porque el público pide un escape y reírse un poco y olvidarse un poco. Es necesario el humor porque la realidad nos agobia y está bueno tener ese ratito de reírnos y pasarla bien.
—Casi te trenzás en una pelea con Elisa Carrió por una imitación… ¿Cómo te sentís después del «enfrentamiento que tuviste en la mesa de Mirtha Legrand?
—Son esas cosas que pasan una vez cada tanto, que son imposible armarlas y bueno estando en la mesa de Mirtha Lilita Carrió, yo irrumpí con el personaje de Cristina y se armó este ida y vuelta que no se podía creer, que causó tanto revuelo. Se metió en este juego de personaje y se dijeron cosas fuertes y tenías que tener una data justa. Mirtha se quedó callada, pero después le agradeció. En el corte la encontré a Lilita y se mataba de la risa.
—¿Disfrutás mucho de tus compañeros?
—Si, somos una gran familia, compartimos cenas y anécdotas, somos todos muy buena onda.