La Cites, que regula las ventas internacionales de especies salvajes, votó definitivamente este miércoles la regulación del comercio de la jirafa y del tiburón mako, y lanzó en su última sesión una advertencia a México para que preserve los últimos ejemplares de la vaquita marina.
Los miembros de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites, por sus siglas en inglés) pidieron al gobierno mexicano que «movilice sus autoridades legales y a su Marina para que impida a los pescadores y navíos entrar en el refugio de las vaquitas», una especie en peligro de extención, del cual apenas quedan unos ejemplares en el Golfo de California.
La vaquita marina es considerada el cetáceo más pequeño del mundo.
Los más de 180 países miembros pidieron a la secretaría de la Cites que evalúe la respuesta mexicana de aquí a finales de año.
La Cites, creada hace más de 40 años, fija las reglas del comercio internacional de más de 35.000 especies de fauna y flora salvaje y dispone de un mecanismo para sancionar a los países que incumplan esas normas. Sus representantes se reúnen cada 2 o 3 años.
Entre los animales emblemáticos, la Cites introdujo este año la jirafa en su anexo II, que somete el comercio internacional a permisos, a condición de que no atente contra la supervivencia de los animales.
Los delegados reconocieron por primera vez que el comercio especialmente de piel, cuernos, pezuñas y huesos de jirafas constituía una amenaza para la supervivencia de la especie.
La población de las jirafas de África mermó alrededor de un 40% en tres décadas, y cuenta hoy con menos de 100.000 ejemplares, según las últimas cifras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Dieciocho especies de rayas y de tiburones y tres de pepinos de mar también fueron incluidos en el anexo II, lo que representa un fortalecimiento de las especies marinas, algunas de las cuales son objeto de gran comercio.
La Cites también reforzó la protección de dos especies de nutrias de Asia, la nutria cenicienta y la nutria de pelaje liso, muy apreciadas en Japón como mascotas. Han pasado del anexo II al anexo I, que prohíbe el comercio internacional.
El regulador del comercio mundial de vida salvaje también limitó drásticamente la venta al extranjero de elefantes de África, capturados en la naturaleza para zoos o parques recreativos.