En una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal, el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, aseguró que la Argentina «está en un default virtual y escondido».
En medio del delicado escenario económico y poco después de que el gobierno anunciara la extensión de los plazos de vencimiento de la deuda pública, Fernández señaló a uno de los principales medios económicos del mundo que «no hay nadie que tome la deuda argentina, ni nadie que pueda pagarla».
Según la publicación, el candidato ganador de las elecciones primarias de agosto señaló además que no está dispuesto a acompañar las medidas impulsadas por la gestión del presidente Mauricio Macri para tratar de bajar la volatilidad financiera y explicó: «El mercado sabe hacia dónde se dirigen».
El dirigente peronista también sostuvo que la situación actual de la Argentina es un «deja vú», en referencia a la fuerte crisis que golpeó al país en 2001 y que derivó en la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa.
Para Fernández, «el gobierno de Macri causó un daño similar al que la Argentina sufrió en 2001: un default de la deuda, falta de reservas para contener el dólar, una fuerte devaluación y un incremento en la pobreza».
«Lo que quiero que entienda el FMI es que son culpables de esta situación«, agregó el ex jefe de Gabinete, quien ratificó así lo que días atrás expresó el Frente de Todos en un comunicado en el que responsabilizó al organismo de crédito por la crisis actual.
Al respecto, Fernández afirmó que el acuerdo del FMI con «fue un acto de complicidad con el gobierno de Macri» y agregó: «Fue la campaña de reelección más costosa de toda la humanidad, y ellos le prestaron dinero a un gastador compulsivo».
«Para revertir este ciclo hay que lanzar un plan para impulsar el consumo y no voy a pedir permiso al FMI para ello», sentenció el candidato presidencial en la entrevista.
Las declaraciones de Fernández a uno de los más importantes periódicos para el mundo financiero se inscriben en un contexto electoral marcado por acusaciones cruzadas entre el gobierno y la oposición frente a la agudización de la crisis que se dio tras las elecciones primarias del 11 de agosto.
Luego de la derrota de Macri ante Fernández por 15 puntos de diferencia, el gobierno responsabilizó inicialmente a su principal opositor por la abrupta suba del dólar y la caída de los bonos argentinos, mientras que el Frente de Todos insistió en que la obligación de estabilizar la economía es del Presidente.
Después de algunos días en los que el tono de los principales actores de la contienda electoral bajó y generó una especie de «tregua», los ataques cruzados volvieron cuando el oficialismo empezó a acusar al Frente de Todos de querer «prender fuego todo», debido a la reunión que mantuvo Fernández con representantes del FMI y el duro comunicado de su espacio político.
El candidato presidencial, en tanto, volvió a reclamarle a Macri que «no busque culpables fuera de su propio gobierno«.